Releyendo estos días Las cenizas del fuego, un hermoso compendio de artículos y ensayos de Ángel Crespo publicado en 1987 (hermoso precisamente por su carácter heterogéneo y la brevedad impresionista y punzante de algunos escritos), me encuentro con unas líneas que, por su mezcla de precisión y apertura al mundo, me parecen idóneas para iniciar cualquier meditación sobre poesía. Crespo consigue dar en la diana sin caer en el dogmatismo ni sentar la ley, iluminándonos y a la vez iluminando el camino que nos permite comprender mejor el sentido y naturaleza de la actividad poética.
"Si se me pregunta en qué consiste la poesía, diré, sin pretender agotar la definición, que en ir cargando a las cosas de significados de los que aparentemente carecen y que, no obstante, se encuentran desde siempre en ellas, en espera de que alguien los descubra y nos ayude, al hacerlo, a comprender al mundo y a comprendernos a nosotros mismos. Estos significados pueden ser puramente estéticos -lo que los justifica enteramente- o pueden tener un carácter más profundamente poético y revelador."
Ángel Crespo, "Las nueces, la poesía y la cábala", en Las cenizas del fuego, Júcar, Gijón, 1987, p. 31.
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