BITÁCORA DE JORDI DOCE. Mis últimos poemarios son En la rueda de las apariciones. Poemas 1990-2019 (Ars Poetica, 2019) y No estábamos allí (Pre-Textos, 2016). Además de traducir la poesía de William Blake, Anne Carson, T.S. Eliot y Charles Simic, entre otros, he publicado los cuadernos Hormigas blancas y Perros en la playa, y los libros de artículos y de crítica Imán y desafío, Curvas de nivel y Las formas disconformes. He reunido mis versiones de poesía en Libro de los otros (Trea, 2018).
sábado, noviembre 01, 2008
un retrato
No me deja saludarla con un beso por si le contagio mi resfriado. Así, supongo, mantiene a distancia las aristas del mundo, sus extremos de alegría y tristeza. Vive en el clima templado de una ecuanimidad que te mira sin verte. Ha logrado que mi entusiasmo comience a parecerme un virus vergonzante.
En una serie que vimos el otro dia en casa de mi amigo Guille. El protagonista era capaz de hacer revivir a los muertos al tocarles con el dedo. El problema es que despues no podia volver a tocarles porque les mataba para siempre (el simple roce). Ahi esta el dilema de resucitar a un ser querido y no poder volver a tocarlo jamas...
ResponderEliminarNo se, me ha recordado a este retrato.
Yo creo que sabe que está baja de defensas, y tiene miedo.
ResponderEliminarSaludos.
ja ja, es otra forma de verlo bastante más sensata. Supongo que tienes razón. Por otro lado, ¿no has conocido a nunca a una de esas personas que te petrifican el entusiasmo? La cuestión no es denegar el saludo, sino cómo hacerlo. Saludos.
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