Hablan de las ruinas no por lo que son, sino por lo que fueron, pero su destrucción es lo único que les hace hablar.
*
¡Qué pesados, estos cabezas huecas!
*
Palabras-patrulla, que salen de noche y traspasan en secreto la línea de los dientes para reconocer el terreno. Dejan el campamento al cuidado de los sueños.
*
Palabras-espoleta, que al pronunciarlas hacen estallar el silencio.
*
Se duerme en los laureles, pero en posición fetal.
*
Libros densos, decantados, como el tizón ennegrecido que asoma entre los restos de una hoguera.
*
Me confiesa quién aspira a ser, qué alto rango o posición querría alcanzar. Y de inmediato se empequeñece a mis ojos.
Me encanta el ultimo, el de los laureles.
ResponderEliminarUn abrazo, familia!