Frases muy particulares que no sólo valen menos fuera de su contexto original, sino que pierden todo su valor en otras bocas: están asociadas a sus dueños como el pétalo a la flor. Decirlas es un pecado de nuevo rico, la demostración más palpable de que no se ha entendido nada.
*
Palabras que abandonan su lugar en la frase y vagan, como gatos raídos o viejos elefantes, buscando un lugar tranquilo donde caerse muertas.
¡Caray! Te gusta romper la tranquilidad, ¿no?
ResponderEliminar