Sangre sus labios hasta que la sangre se diluya en el aire. Punce luego la lengua por sus cuatro costados para que se desinfle como un colchón de plástico. Extraiga los dientes y fortifique con ellos la garganta, a fin de encauzar bien el aliento. Aproveche las sobras para hacerse un podio. Aplique un secador y elimine la saliva más pegajosa. Pase escoplo y martillo por el cielo de la boca y lime sus encías hasta desnudar la calavera. No olvide vestir con propiedad. Luego entre, ascienda los dos peldaños de rigor y mire al tendido. Grite. Grite. No grite. Déjelo todo como estaba y salga sin hacer ruido.
El gran día de la voz comienza a estar próximo.
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Ésta es mi aportación a Caja-Poema ó Poética para un espacio escultórico, del artista canario Román Hernández (en concreto, a la pieza que aparece en la imagen), trabajo en el que han colaborado también, entre otros, Ana Gorría, Vicente Luis Mora, Isidro Hernández, Anxo Pastor, José Luis Puerto o Rafael-José Díaz, por nombrar a quienes me son más cercanos. El conjunto, que se publicó en forma de CD el año pasado, se presenta en la Casa de Canarias de Madrid (C/ Jovellanos, 5, bajo dcha.) el jueves 12 de marzo (exactamente dentro de una semana) a las ocho de la tarde. Leeremos poemas, hablaremos del estupendo y generoso trabajo de Román, y en general trataremos de pasar un buen rato.
[Si alguno tiene dificultad para reconciliar este texto con otros de esta bitácora, quizá tenga razones para ello: se escribió hace catorce años, en Sheffield, para una sección de Otras lunas que no termina de cerrarse o darme razones para ver la luz. Ahí sigue, engordando el cajón de los inéditos, o casi.]
Hola Jordi, nos conocimos luego de tu lectura en el Bandido doblemente armado. Ahora me gustaría invitarte a La buena vida (Vergara, 10; metro Ópera) este domingo 8 a las 20.00 h. Voy a leer con Mariano Peyrou en el ciclo que coordina Luis.
ResponderEliminarUn abrazo,
Eduardo
Jamás hubiera pensado (soy muy pequeña, diminuta) la importancia, la suma importancia, que tiene el espacio artístico en la literatura. Los blancos, los silencios. Arquitectos de poemas, simbolos.
ResponderEliminarBonito manual de instrucciones.
Aquí nadie es pequeño ni diminuto, Esther, cada cual aporta sus palabras, sus silencios, sus acuerdos y desacuerdos y existe con la misma fuerza y la misma verdad que los demás.
ResponderEliminarHola, Eduardo, trataré de acercarme este domingo, si me lo permiten algunos asuntos que tengo pendientes. En cualquier caso, buena suerte. Abrazo, J12
Gracias caballero.
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