No me oyó. Estaba absorto grabando el último mordisco de la termita antes de que todo se viniera abajo.
*
Un año en el que nadie muere, en el que nadie desaparece o es echado en falta.
¿Qué extraña plaga concebiría el mundo para no hundirse bajo ese exceso de vida?
*
Todo breve, sí, tanto como quieras, para que puedas tomarte todo el tiempo.
*
Hablaban sólo para mantener la debida distancia entre ellos. Las palabras les servían de verja o de pretil donde acodarse antes de subir el listón con cada nueva frase.
*
Todas esas veces en que, por fortuna, no se reconoce en el espejo.
Realmente buenos, todos, para releerlos y deleitarse.
ResponderEliminarSaludos.
"Hablaban sólo para mantener la debida distancia entre ellos..."
ResponderEliminarVIOLENTO Y AMARGO (YEHUDA AMIJAI)
"Violento y amargo llegó el final,
mas lento y dulce fue el tiempo entre nosotros,
lentas y dulces fueron las noches
cuando mis manos no se tocaron entre sí desesperadas
sino entre ti amorosas, pues tú las separabas.
Y cuando te penetraba, una gran felicidad
podía entonces medirse
con la precisión de un agudo dolor. Violento y amargo.
Lentas y dulces fueron las noches,
amrgo y rechinante como la arena es el ahora,
"seamos sensatos", y otras blasfemias semejantes.
Y mientras más nos alejamos del amor
más tenemos que abundar en palabreos,
palabras y oraciones largas y ordenadas.
Si nos hubiéramos quedado juntos, habríamos podido ser silencio."
Como siempre: gracias y gracias.
Gaby.
Parece la "fotografía" de una habitación, una pareja de años y la soledad acompañada que no los abandona cual estribillo de alguna vieja canción al mejor estilo de la Durcal.
ResponderEliminarEs más fuerte, sí y los versos a mí me lo traducen.
Un saludo,
OA
Estupendo el último, y lo terrible del segundo. Necesitamos a la muerte.
ResponderEliminarSaludos
Grazie mille. Y estupendo el poema de Amijai, Gabriela--uno de los grandes, hay que leerlo más que nunca. Un abrazo, J12
ResponderEliminar