lunes, mayo 31, 2010

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Ese instante, quizá irreparable, en que uno se convierte en parásito de sí mismo.

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En el poema va la penitencia.

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Palabras que asoman en mitad de una frase con la lengua bífida de una serpiente. Hay que apartarse a tiempo, hacer oídos sordos, y ni hablar de confiarse; en cualquier momento podríamos sentir su mordedura.

6 comentarios:

  1. Si no nos confiamos, si no confiamos, no sentimos la mordedura de la lengua bífida, pero tampoco sentimos la mordedura de la pasión ni de la ternura... Abrazo azul

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  2. Tus "hormigas", Jordi, con su siempre inteligente labor de zapa.

    Un abrazo

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  3. intriga ante la mordedura que te asusta

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  4. Gracias, amigos. Siempre ahí, siempre atentos. Un abrazo, J12

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  5. Me encanta el segundo.

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