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Iba andando de noche por el paseo del estanque, siguiendo la hilera de farolas anaranjadas que separa el camino de asfalto de los setos y los pequeños recuadros de césped arbolado. Cada vez que dejaba atrás una farola, mi sombra enflaquecía y me adelantaba con rapidez hasta desvanecerse, pero justo entonces, al acercarme a la siguiente farola, una sombra compacta, negrísima, se formaba detrás de mí y empezaba a crecer y aclararse y ponerse a mi altura. Y así sucesivamente: sombras que no dejaban de crecer a mi espalda y de rebasarme luego velozmente hasta borrarse en el asfalto. Como si estuviera enviando emisarios en misión de reconocimiento que caían abatidos tan pronto alcanzaban un misterioso límite invisible, o como si mis sombras quisieran protegerme y les pudiera siempre la urgencia, el deseo de abrir camino a toda costa. El juego de adelantamientos y desapariciones tenía cierta gracia rítmica, como la oscilación de un émbolo o los tijeretazos de una mano avisada. Un juego, sí. Una forma de hacer más habitable el camino de vuelta a casa; de hacer a un lado cansancio y ansiedad. Pensé, por un instante, que andaba por un claro abierto por mis sombras. Algo así como un buen poema: un centro de claridad bajo palabras oscuras.
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Un texto vivido, sí señor, bien paseado y suavemente arrancado de las sombras. Creo que estos tránsitos por el Retiro de vuelta a casa ya forman un pequeño apartado en esta Playa. El poema-caminata (o viceversa) es un género con una ya larga tradición, que te incluye. La poderosa analogía final de este texto, que en parte evoca la teoría del conocimiento contenida en los "claros del bosque" de María Zambrano, permite entender por qué.
ResponderEliminarPoema rotoscopio aquella maravilla giratoria, me ha encantado.
ResponderEliminarEs un apunte estupendo.
ResponderEliminarPues eso: algo así como un buen poema.
ResponderEliminarA mí también me ha gustado mucho.
Saludos.
De luces y de sombras... al volver a casa, vaivenes de amarillos y grises.
ResponderEliminarDe luces y de sombras... al volver a casa, vaivenes de amarillos y grises.
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