Ve con calma. A la verdad no le conviene tanto entusiasmo…
Bebo sin vivir en mí.
Las palabras eran sus mascotas. Les restregaba el lomo y respiraban satisfechas a su lado, semidormidas. Cada mañana y cada noche debía recoger sus excrementos.
No hay mesa donde se apoyara para escribir que no acabara coja.
Sólo aceptaba besos si venían seguidos de una traición.
Genial el aforismo "Bebo sin vivir en mí", me recuerda el de Pessoa, referido a la famosa forografía del lisboeta en un bar del Chiado:"Pillado en flagrante delitro". Un abrazo.
ResponderEliminarFantásticos, todos.
ResponderEliminarGracias a los dos, amigos. Qué bien teneros ahí. Un abrazo, J12
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