domingo, junio 12, 2011

convergencias 4

.

charles tomlinson

las pisadas del ciervo

................… Las pisadas del ciervo
que anoche se adentró por el jardín
cesan al pie del manzano sin fruto,
perfilado en la escarcha rutilante
que sentimos al filo de toda conjetura:
el ciervo que no está fulge con su presencia
de cosa percibida, substancial pero ausente.


trad. J. D.
(el original,
aquí)



Este poema me sorprendió, pues expresa exactamente el mismo pensamiento que un poema de Ritsos que yo había traducido hace poco y que se llama «Forma de la ausencia». Es notable que dos poetas, ignorándose, y con imágenes completamente diferentes, logren trasmitir la misma sensación. En el de Ritsos, el poeta se refiere a un gran jarrón que estaba en el rincón de una habitación, que tuvo que ser vendido en «horas difíciles» y cuya ausencia tiene, misteriosamente, una «presencia» tan fuerte que hasta parece cambiar el color de la pared en ese rincón. Y termina diciendo que, a veces, al atardecer, cuando todos están conversando alrededor de la mesa y se hace un silencio, se escucha un sonido «amargo y doloroso», como si alguien hubiera golpeado con un dedo «el invisible vaso cristalino».

(fragmento de una carta de Circe Maia)



yannis ritsos

forma de la ausencia

Lo que se fue se queda aquí, enraizado,
en el mismo lugar, callado y triste
como un jarrón vendido en horas difíciles

y en el rincón del cuarto, donde estaba,
queda el vacío denso, con idéntica forma,
y resplandece, diáfano,
a contraluz, cuando abren las ventanas

y dentro del jarrón, que cambió sus sustancia
por la misma medida de oquedad cristalina
queda otra vez el mismo hueco
con una resonancia algo más dolorosa.

Por detrás del jarrón la pared se distingue:
su color más sombrío, más hondo, más de sueño…

Y a veces, en la noche, en hora silenciosa,
o también en el día, entre conversaciones,
oyes dentro de ti como un sonido agudo
amargo y agitado
como un dedo invisible, que golpeara
aquel ausente vaso cristalino.


trad. Circe Maia
.

4 comentarios:

  1. Magníficas estas versiones de C. Maia. Me ha gustado especialmente la traducción de Ritsos. Gracias por compartirlas aquí. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Gracias, Juan Manuel. Viniendo de un helenista como tú... Abrazo, J12

    ResponderEliminar
  3. Magníficos poemas (y estupenda traducción, Jordi). Me parece fascinante esa paradójica presencia de lo ausente. Incluso me pregunto si todo arte (al menos, todo arte con una raíz, por mínima que sea, en la experiencia) no tiene algo de ese residuo fantasmal, de algo que está y no está al mismo tiempo.

    ResponderEliminar
  4. El ciervo, el jarrón vendido y el vaso cristalino: en estas y otras ocasiones, las ausencias, de seres vivos o inertes, aciertan a hacerse tan presentes que pueden llegar a doler.

    ResponderEliminar