En octubre de 1998, algo menos de treinta años después de unir fuerzas con Octavio Paz, Jacques Roubaud y Edoardo Sanguineti en Renga, fruto de una semana de intenso trabajo colectivo en París, Charles Tomlinson fue invitado a Tokio para participar en la composición de otro renga, esta vez con poetas japoneses. Si el escenario de la primera colaboración había sido un asfixiante y oscuro sótano del Hôtel Saint-Simon, esta vez Tomlinson compartió una sola jornada de trabajo en el Hotel Daisenya, entre estanques llenos de carpas y dilatadas vistas de los arrozales vecinos. A su lado, como una especie de lugarteniente, tenía al escritor inglés James Lasdun (1958), que había sido alumno suyo en la Universidad de Bristol. El quinteto creador lo completaban tres poetas nativos: Hiroshi Kawasaki, Mikiro Sasaki y el también crítico literario Makoto Ooka, quien ofició de maestro de ceremonias y explicó a sus compañeros que el poema que iban a escribir debía llamarse propiamente renshi, pues era una variante menos estricta, en forma y contenido, del renga tradicional. Añade Tomlinson con algo de humor que, «si bien evitamos muchas estipulaciones tradicionales, acatamos la vieja regla de no mencionar demasiado la luna». Y comenta que la tarea se hizo muy llevadera pues en todo momento uno podía escaparse a una habitación cercana para escribir su parte o picotear algunas de las innumerables exquisiteces que la cocina del hotel ponía a su disposición.
Si el patrón formal del renga parisino había sido el soneto (un soneto multilingüe, escrito en inglés, francés, italiano y español), esta vez se acordó combinar estrofas de tres y cinco versos, tal vez como un homenaje a las viejas formas japonesas del haiku y el tanka. A medida que escribían, el resultado era caligrafiado en un gran mural que colgaba de las paredes del cuarto. Como explica el poeta inglés, «parecíamos habitar una casa creada –de manera pausada y sin embargo veloz– por nosotros mismos». En todo momento los cinco poetas tuvieron la colaboración de dos traductoras encargadas de facilitar la comunicación y allanar el territorio de encuentro: Janine Beichman (del japonés al inglés) y Masahiko Abe (del inglés al japonés).
Los primeros once fragmentos de este renshi aparecen colgados en el portal de la revista inglesa Agenda (aquí, y hay que irse abajo, al extremo inferior de la página, para descargar el pdf con el ensayo de Tomlinson) y no he dudado en traducirlos, aun a sabiendas de que el poema resultante es, en la mayoría de los casos, el fruto de una doble mudanza: del japonés al inglés, y del inglés al español. La secuencia tiene al menos un doble mérito: logra en muy pocos versos reflejar la personalidad de cada uno de los participantes, y respeta la vieja norma del renga de que cada fragmento se engarce única y exclusivamente con su predecesor, creando un itinerario semántico algo zigzagueante que depende casi en exclusiva de la voluntad de los distintos coautores. Resulta curioso, en última instancia, que quizá el fragmento más proverbialmente oriental de todos (el VI) sea de un viejo poeta inglés, y que corresponda a un poeta japonés contemporáneo (Makoto Ooka) añadir en su respuesta unas pocas gotas de humor y hasta de malicia irónica.
No he traducido, por cierto, la muy intraducible expresión mono no aware, que corresponde a un impulso espiritual común a la mejor poesía tradicional japonesa: la empatía con las cosas, o la piedad por ellas, la percepción melancólica de su carácter efímero y la sabia conciencia de que esta fugacidad es precisamente lo que les confiere su peculiar belleza.
Charles Tomlinson, Makoto Ooka, James Lasdun, Hiroshi Kawasaki y Mikiro Sasaki
Extracto de Golondrinas viajeras, renshi compuesto en las termas de Hatake en el Hotel Daisenya, 1998
I
Octubre: emigran nuestras golondrinas:
África es su destino, pero este año ve
a una pareja inglesa entre japoneses
aprendiendo nuevas canciones, nuevos nombres para la flor
y el árbol,
antes de que vengan el frío y mono no awareCharles
II
Siempre es posible hallar de nuevo mono no aware
¡Mirad! Hasta por el corazón de los mares sin caminos
hermosamente abriendo camino van los peces
Makoto
III
Un camino.......Un claro.......Una habitación….
Y con qué rapidez lo que parecía pura
obstrucción rinde una ventana y luego una puerta…
Pero cuidado: aquello por lo que creías haber venido
puede haber cambiado ya
James
IV
Los niños jugaban a comprar y vender
Mientras sostenía un paraguas, uno de ellos dijo
Esto es una buena máquina para escuchar la lluvia
Hiroshi
V
Encima de una hoja de bambú
una pequeña rana silvestre, y sobre ella
su alma, del tamaño de una gota de lluvia, elevando
un suspiro
............hacia donde las nubes se abren
Mikiro
VI
Nubes que no dejan de borrar las montañas
Sobre un paisaje holandés:
Mondrian en los arrozales de Izu
Charles
VII
Estos campos colindan con aquellos donde crecí
los saltamontes pasaban brincando y nosotros los
cazábamos y comíamos hervidos, con azúcar y soja,
la crisis alimentaria hacía la vida difícil hasta para los saltamontes
aún no había oído hablar de Van Gogh o Rimbaud
Makoto
VIII
El arce, el arce rojo y floreciente
que talé en el prado la primavera pasada
arde un poco demasiado ferozmente en el horno de leña
James
IX
He oído hablar de mariposas que dejaban de respirar
mientras sorbían néctar, pegadas a la flor.
O contemplad a la cigarra: desprovista de vida,
apurados los cantos,
es izada por las hormigas, que unen la vida con lo venidero¡Qué finales tan felices!
Hiroshi
X
Un viento anónimo......mantiene a flote......vidas anónimas
Navegando en el barco de los genes, la tierra boyante
Sigue su viaje
Mikiro
XI
Lo aprendes demasiado tarde: cuando una hoja
brota del mástil, cuando la hiedra enreda tus remos,
cuando tus marineros con nariz de botella
y brazos como aletas se arrojan por la borda…
demasiado tarde comprendes que tu vileza atrapó a un dios
James
[…]
Trad. J. D.
Muchas gracias, Jordi, la versión merece la pena. Yo conocía el renga por haber compartido alguna sesión con Tadashi Kondo, que tiene algunos materiales disponibles en
ResponderEliminarhttp://www.2hweb.net/haikai/renku/index.html. (En particular su ensayo "Link and shift" me parece muy recomendable para facilitar las cosas a quienes se animen a emular a Tomlinson y cía.)
Mil gracias por el vínculo, Antonio. Nos vendrá muy bien a los que estamos interesados por esta modalidad de escritura colectiva. Abrazo, J12
ResponderEliminarOjalá cunda tu ejemplo y se extienda el interés por esta forma de poesía, Jordi. El enfoque de Kondo es un poco más ortodoxo que el del renshi que comentas, pero ambos comparten una dimensión social y lúdica de la literatura que me parece muy necesario rescatar. Un abrazo.
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