domingo, abril 22, 2012

en el desierto puedes recordar tu nombre




Seductora predilección de ciertos espíritus por el desierto, ese paisaje vacío y desolado donde la vida juega a desdecirse, como si sólo en él, bajo su cielo protector, descubrieran el peso y la valencia de su andar, o –valga la paradoja– como si sólo en lo ilimitado fueran capaces de vislumbrar sus propios límites.

4 comentarios:

  1. Luz, agua, arena, espejo. Y reflejos.

    ResponderEliminar
  2. ¡Mira que eres bueno! ;)

    La atracción del desierto, en mi caso, se debe a que (no tengo ni idea de porqué) pareciera que el Tiempo y el Espacio desaparecieran o quedaran suspendidos en alguna parte fuera de nosotros.
    En el desierto, en la soledad, uno se reconoce, se encuentra o se busca mejor.

    Qué bien lo has dicho, Jordi.

    ResponderEliminar
  3. Gracias, Paz. Gracias, Índigo. Qué bien teneros como lectoras. Abrazo, J12

    ResponderEliminar
  4. La palabra desierto la asocio con Jesùs ,quien buscaba tranquilidad y paz solo en èl,alejado de la muchedumbre y del caos de la ciudad.Optimo poema. Un abrazo.Paola L.

    ResponderEliminar