Ni me acordaba de estos dos poemas. Se escribieron, no sé,
hace veinte o veintiún años y acabaron formando parte de La anatomía del
miedo (1994), publicado de forma casi
clandestina por el Ayuntamiento de León. Ahora David de San Andrés (aka David
González) ha tenido la gentileza de recuperarlos en su bitácora. Gracias,
David. No puedo evitar una mueca de disgusto cuando leo muchos poemas de
aquella época, lastrados por vicios de estilo que piden a gritos una
corrección. Pero el paso del tiempo también se nota en que uno convive más
fácilmente con sus propios errores. O dicho de otra forma: leo estos poemas
como si fueran de otro. Y es que, en buena parte, lo son.
Entretanto, mi buen Elías Moro sigue con su generosa labor
de ir colgando entradas de Bestiario del nómada en su bitácora. A este paso no tardará en dar buena cuenta de todo el
libro. Su generosidad me abruma. Ahora le ha llegado el turno a la «Cebra fantasma», y me pregunto qué extrañas redes maneja Elías, que ha conseguido
atraparla sin un rasguño.
Generosidad la tuya, Jordi, por regalarnos tan hermosos textos; yo sólo actúo de mensajero o altavoz en la medida de mis fuerzas.
ResponderEliminarAbrazo "bestial".