Relámpagos como tenazas. La
tierra esconde sus tesoros.
La calle como un animal salvaje.
Se puso a caminar para domesticarla.
Dios renuncia a ser Dios y
comienza a vivir entre nosotros. Sólo en sueños recuerda su antigua vida.
Siente el cosquilleo de la omnipotencia y se despierta perplejo, aturdido. Mira
por la ventana y vislumbra extraños huecos en forma de tubo que llevan hacia
arriba. Cuando sale de casa los perros del barrio le evitan con prudencia. Pide
disculpas hasta cuando no es necesario.
Me gustan los relámpagos, la foto y el texto.
ResponderEliminarEl universo como caja de truenos. Pandora enmudecida. Dios como siempre.
Poesía telúrica, asombro humano.
ResponderEliminarCómo corre la voz. Y las figuraciones, como siempre. Dios bendice a todos, incluso a los que se creen más inteligentes que él, pues son los más ingenuos de todos. Esta última frase me la ha dicho la paloma, sir Doce.
ResponderEliminarTambién yo me quedo con los relámpagos, los verbales y los visuales.
ResponderEliminarGracias, amigos...
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