1. Porque su lealtad a la
palabra, la firmeza con que ha ejercido su oficio ante todo tipo de tentaciones
y distracciones –mundanas, mediáticas–, su estar a resguardo de un mundo del
que sin embargo no reniega ni se aparta, pues también es el suyo, son una
defensa tácita del valor de la poesía, de su importancia.
2. Porque ha sido fiel a la idea
del poema como gracia inesperada, como visita que exige del poeta una forma
particular de disciplina: saber estar a la espera, cultivar los sentidos y la
inteligencia, prestar atención.
3. Porque ha sido fiel, también,
a la dimensión material de la palabra, algo que implica y supone una
resistencia. Escribir como quien inserta una palanca en la tierra y empieza a
mover, con lentitud laboriosa, la gran piedra confusa de las palabras.
4. Porque cada uno de sus libros
es el fruto de un aprendizaje que recoge y amplía y matiza la lección del
anterior, incluso para ganar en sencillez o despojamiento, para desaprender.
5. Porque a cada paso ha sabido
encontrar a los maestros que mejor le convenían, las voces que le ayudaban a
hablar con voz más suya, los ramales donde podía extraviarse a conciencia sin
perder nunca de vista la carretera general.
6. Porque su poesía no ha
renunciado ni a responder a los rigores conflictivos del presente, el peso de
la historia, ni a ser –como debe– invención libre, juego lírico. Si muchos de
sus poemas parecen responder a la pregunta de Robert Lowell: ¿Por qué no decir sencillamente lo que pasó?,
otros confirman la tesis de Wallace Stevens de que Las cosas como son / se transforman en la guitarra azul.
7. Porque, como Anteo, ha sabido
tener los pies en la tierra, pues de ella extrae la fuerza, el sentido de la
gravedad; pero sin dejar nunca de mirar al cielo, de seguir el vuelo de los zarapitos,
de presentir en la piel las idas y venidas de la luz.
8. Porque ha intentado, al menos,
estar a la altura de aquella exigencia de Yeats de mantener juntas en un mismo pensamiento realidad y justicia.
9. Porque ha buscado en el mito
un instrumento para leer el presente y dar espesor a la historia; porque ha
buscado en la historia y en el presente cotidiano una forma de mantener con
vida el mito, de preservar su antiguo rango.
10. Porque su obra crítica es un
ejemplo de equilibrio, perspicacia y, sobre todo, empatía con las poéticas más
distantes o ajenas a la suya, incluso con aquellas que nunca le habrían
devuelto el cumplido.
11. Porque en su poesía hay
elevación sin impostura, ceremonia sin rigidez, cultura sin pedantería, afectos
sin afectación.
12. Porque, como todas las
grandes obras, ha creado el gusto por el cual debe ser juzgada.
13. Porque hace apenas unos años,
a la pregunta del poeta Dennis O’Driscoll sobre «qué le había enseñado la
poesía» respondió: «Me ha enseñado que sí existe la verdad, y que se puede decir.
Que la subjetividad no se debe teorizar, y que vale la pena defenderla. Que la
poesía misma conlleva virtud, tanto en el sentido de excelencia moral como en
el de fuerza inherente, por el simple hecho de haberse fraguado; por poseer, en
términos clásicos: integritas, consonantia y claritas».
Estas son las palabras con que
presenté la lectura de Seamus Heaney en el centro Niemeyer de Avilés el pasado
4 de abril. Nunca pensé en publicarlas, porque me parecía que fuera de contexto
perdían toda la gracia, si es que la tenían. Las comparto ahora, a modo de
homenaje y de recuerdo, y como pobre compensación por no ser capaz de escribir
nada al hilo de su muerte. Se ha ido uno de los grandes, de eso no me cabe
duda. Descanse en paz.
Por esas 13 razones y por como nos las cuentas.
ResponderEliminarAbrazo, Jordi.
Descanse en paz, ahora que ha entregado ya su cuerpo a la tierra y sus versos al aire. Todas tus reflexiones son muy acertadas, pero me gusta especialmente la segunda: el poema como regalo, la actitud de atención que exige la poesía. Me parece que eso es la poesía.
ResponderEliminarJordi: si, como te dije en privado, a Heaney lo he leído poco hasta ahora, despues de escuchar tus palabras -porque las he escuchado más que leerlas- no me cabe duda de que tengo que leerlo cuanto antes más por extenso.
ResponderEliminary si quienes perpetramos poemas de vez en cuando cumpliéramos una sola de esas 13 razones, nos iría mejor a todos, tampoco tengo duda alguna.
Un gran abrazo.
Gracias por compartirlas.
ResponderEliminarEsas buenas reflexiones, solo las puede originar un gran poeta.
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