Ni devolver el golpe ni poner la otra
mejilla; basta con apartarse.
El adolescente que va por la calle con
sus padres. Lo que tiene de guapo lo ha heredado claramente de su madre. Si
tuviera un padre bien parecido podría ser incluso modelo. ¿Lo intuye al mirarse
en el espejo? ¿Hará comparaciones? ¿Habrá empezado a odiar un poco a su padre
sin darse cuenta?
En la sala de espera de radiología: «Ay,
hija, el oído lo tengo más fino que el coral…».
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