Pienso a menudo en una conocida que es también
escritora y con quien me tropecé una vez en una librería. Nos saludamos
brevemente, y, cuando le pregunté en qué andaba metida, me respondió: «Bueno, estaba
trabajando en una larga novela cómica, pero entonces, en mitad del verano, mi
marido tuvo un accidente horrible con una sierra eléctrica y perdió tres dedos.
La cosa nos dejó tan tristes, nos alteró tanto, que cuando retomé la escritura
mi novela cómica se fue haciendo cada vez más lánguida y triste y deprimente.
Así que lo deseché todo y empecé a escribir una novela sobre un hombre que
pierde tres dedos en un accidente con una sierra, y eso –dijo–, eso
está resultando de lo más divertido». (Lorrie Moore, «Sobre la escritura»,
1994)
Naturalmente. Eso puede entenderse como llamar las cosas por su nombre.
ResponderEliminarLo difícil es saber cuándo los nombres definen con propiedad lo que tienes entre manos.
Por cierto,Jordi, supe de la muerte de Antonio Cabrera por el blog de Alvaro Valverde, a quien tú se lo comunicaste. En el blog de un escritor atento como tú no debería dejarse sin mención un hecho tan terrible (no comparable a perder tres dedos) para que los no tan avisados sepamos que la pérdida nos va a terminar afectando a todos.
Un abrazo.
¡Qué Lorrie Moore! ¿Está traducido ese libro al castellano? No lo he encontrado. ¿Acaso lo estás traduciendo? ¡Sería fabuloso!
ResponderEliminarUn saludo.