lunes, noviembre 17, 2008

un poema de leonard cohen

LA CANCIÓN DEL CORNUDO

Si esto parece un poema
ya te aviso desde el comienzo
que no era mi intención.
No quiero convertir nada en poesía.
Lo sé todo de ella
pero eso ahora no importa.
Esto es algo entre tú y yo.
Personalmente, me importa un carajo
quién llevó a quién:
de hecho, me pregunto si algo me importa en verdad.
Pero se supone que un hombre debe decir algo.
En cualquier caso: la ahogaste en cerveza,
te la llevaste a tu cuarto, pusiste los discos apropiados,
y en una hora o dos todo acabó.
Lo sé todo de la pasión y el honor
pero por desgracia aquí no pintan nada:
ah sí hubo pasión ya me imagino
e incluso un poco de honor,
pero lo importante era ponerle los cuernos a Leonard Cohen.
Joder, ya que estamos, puedo decírselo también a ella.
No me queda tiempo para escribir más.
Debo rezar.
Debo esperar junto a la ventana.
Lo repito: lo importante era ponerle los cuernos a Leonard Cohen.
Me gusta esa línea porque incluye mi nombre.
Lo que realmente me pone enfermo
es que todo sigue como antes:
todavía soy una especie de amigo,
todavía soy una especie de amante.
Pero no por mucho tiempo.
Por eso os aviso.
De hecho, me estoy transformando en oro.
Es un proceso largo, dicen,
ocurre por etapas.
Esto es para informaros
que ya me he transformado en piedra.

Trad. J.D.

2 comentarios:

  1. Me encanta Leonard Cohen. Como músico y como poeta. Incluso sus dos novelas me parecen interesantísimas. El poema que has escogido me gusta mucho. Por su claridad, por su ironía, por su sentido del humor desconsolado.

    Tu poesía, Jordi, también me encanta. Aunque no me conoces tenemos varios amigos y amigas comunes que me han hecho el gran favor de iniciarme en tu obra. Millones de gracias por tus versos.

    Un saludo desde el Cantábrico.

    Xabel Vegas

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  2. Gracias, Jim/Xabel, y gracias a esos amigos que han hecho de (felices) intermediarios. Ya me gustaría a mí estar donde el Cantábrico! Saludos J12

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