sextante

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Pone todos sus pensamientos en un cuarto vacío y luego cierra la puerta. Sólo cuando empiezan a gritar les hace caso.

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Ella se le mostraba en cualquier lugar, desnuda y complaciente.
Él no la veía, tanto se afanaba en buscarla en los rincones más insospechados.

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Se queja de la brevedad de la vida, pero no sabe qué hacer con sus tiempos muertos.

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El silencio son las palabras que se quedan fuera.

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Revisar a conciencia la propia vida es como corregir pruebas: sólo se advierten las erratas.

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Se pasa el día leyendo hasta que las palabras bailan ante sus ojos. Y entonces es feliz.
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