viernes, septiembre 28, 2012

vislumbre


Sale uno con la lluvia pisándole los hombros y descubre en el arcén un par de zapatos de mujer que el agua ha terminado de arruinar. Cuesta pensar que alguien tire unos zapatos así a la calle. Están entre dos coches, casi ocultos, y tienen algo de pájaro que ha quedado muerto en el asfalto, un pájaro sucio y con las alas rotas. Nunca fueron gran cosa, esas alas, pero al menos su dueña sabía emplearlas para dejar la tierra un instante, pasar volando.

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