Sale uno con la lluvia pisándole los hombros y descubre en el arcén un par de zapatos de mujer que el agua ha terminado
de arruinar. Cuesta pensar que alguien tire unos zapatos así a la calle.
Están entre dos coches, casi ocultos, y tienen algo de pájaro que ha
quedado muerto en el asfalto, un pájaro sucio y con las alas rotas. Nunca fueron
gran cosa, esas alas, pero al menos su dueña sabía emplearlas para dejar la
tierra un instante, pasar volando.
CHRISTIAN ENCARNACIÓN. MAÑANA NO NOS ACORDAREMOS DE NOSOTROS
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*Mañana no nos acordaremos de nosotros*
*Christian Encarnación*
Prólogo de Marisa Martínez Pérsico
Huerga & Fierro Editores / Poesía
Colección Graffiti
Mad...
Hace 49 minutos

2 comentarios:
Fantástico
que no sea uno solo.
Con alas puede ser más fácil pisar volando.
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