Monedas, siempre de dos caras,
que nos convierten en unos descarados.
Babel como una bendición
insospechada: todavía tenemos la
esperanza de hacernos comprender; basta con encontrar un buen traductor.
Ha sembrado tantas ilusiones y
buenos deseos que ahora, al brotar como espigas a su alrededor, le oscurecen el
aire y le borran los caminos.
Después de mucho caer toca fondo.
Y entonces descubre que ese fondo está hecho de todo lo que despreció hasta
ayer mismo.
Hoy tus hormigas blancas son azules y ya sabes que tengo debilidad por los azules. Y de Babel y la traducción, ¿qué decirte? No cejemos en el empeño.
ResponderEliminarAbrazo añil, Jordi.