Kayama Matazo, Frozen Forest
Porque
me faltaba un clavo
no
pude herrar a la yegua
Porque
la yegua se quedó en casa
no
fui capaz de avisarte
Porque
saliste desprevenida
te
sorprendió la tormenta
Porque
la nieve cegó tus ojos
te
perdiste a medio viaje
Porque
estabas sola entre la nieve
fuiste
a refugiarte bajo un roble
Porque
el cielo se había parado
tu
sombra se juntó con tu cuerpo
Porque
el tiempo se había parado
tu
cuerpo se juntó con el roble
Porque
la nieve siguió cayendo
parecías un ala de cuervo
Porque
caía sobre sí misma
eras
ya un clavo pequeño
un
clavo que saqué de mi frente
antes
de guarnecer a la yegua
y salir a la intemperie porque
Inesperado, sugestivo y muy hermoso... Como un móvil perpetuo que acaba bien.
ResponderEliminarGracias, Carlos. ;)
ResponderEliminarEn efecto, inesperado y muy sugerente, desde la palabra yegua (¿de la noche?) hasta ese crecer en círculos concéntricos, de retahíla infantil en un corro insomne... Lo leo tarde, conmovido por la noticia de Paco de Lucía, y hay como un extraño imán que cruza el aire. Hermoso, Jordi.
ResponderEliminarNunca antes pasé por aquí.
ResponderEliminarMe voy con el alma y sus ventanas llenas.
Felicitaciones Jordi.
Gracias por vuestra lectura, amigos. Sois muy amables. He cambiado el último verso; no acababa de sonar y ahora sí, ahora ya creo que está bien. Saludos y abrazos, J12
ResponderEliminarUn poema circular muy sugerente. He disfrutado mucho de su lectura, bueno, de sus relecturas.
ResponderEliminarMe ha encantado.
Saludos.