Cuarenta días en el desierto.
Allí la sombra es más densa, más dura. Basta una semana para empezar a
tallarla.
Los aforismos, mejores cuanto más ingratos con su autor.
Se han convertido en estatuas de palabras. Por mirarse a sí mismos.
Cuando llegó el momento de afrontar las preguntas de los comentaristas, hizo un amago de cruzarse de brazos; fue apenas un instante, el tiempo justo para arrepentirse y enderezar la espalda, la línea de los hombros. Sonrió como cogido en falta, y solo por eso comencé a mirarlo con simpatía. Seducción de los actos fallidos.
Páginas como alfombras improvisadas, para no mancharnos los zapatos.
Los aforismos, mejores cuanto más ingratos con su autor.
Se han convertido en estatuas de palabras. Por mirarse a sí mismos.
Cuando llegó el momento de afrontar las preguntas de los comentaristas, hizo un amago de cruzarse de brazos; fue apenas un instante, el tiempo justo para arrepentirse y enderezar la espalda, la línea de los hombros. Sonrió como cogido en falta, y solo por eso comencé a mirarlo con simpatía. Seducción de los actos fallidos.
Páginas como alfombras improvisadas, para no mancharnos los zapatos.
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