Pienso en Bálticos de Tomas Tranströmer en mitad
del invierno y en mitad del estado de Vermont; mucha nieve: blanca, gris, azul
humeante; pinos verdinegros, rastrojos de madera de cedro quemada por la nieve.
Apenas vi nieve antes de cumplir los dieciocho, así que la intensidad y
neutralidad del paisaje de Nueva Inglaterra no ha dejado nunca de parecerme
vívida y extraña. Y presente. Como no pertenece a la niñez, no evoca ningún
anhelo, no es la secuela de algo perdido; y me hace completamente feliz, excepto
por una pequeña sensación de asombro que me inquieta. La felicidad es como una
experiencia del ser puro; la inquietud es preguntarme qué significa o qué puedo
hacer con esa experiencia. Parece una pregunta enorme, y me lleva a lo que
valoré antes que nada en los poemas de Tranströmer o en las traducciones de su
poesía que he leído. [+ seguir leyendo]
Así comienza el largo ensayo que el escritor y traductor norteamericano Robert Hass (1951) dedicó a comienzos de los años ochenta a Tomas Tranströmer y que Minerva, la revista del Círculo de Bellas Artes, acaba de publicar en su último número –el 22– como parte del dossier que dedica al poeta sueco, ganador del Premio Nobel, con motivo de su visita al CBA en octubre del 2012. El dossier se completa con un poema inédito de Tranströmer –en traducción de Francisco J. Uriz– y con dos textos adicionales en los que el poeta expone sus convicciones políticas, sus puntos de acuerdo y de discrepancia con la militancia política de izquierdas a partir de la publicación de Tañidos y huellas en 1966.
Este dossier Tranströmer es uno de los últimos trabajos que Esther Ramón y yo realizamos en el CBA. El texto de Hass me sedujo desde que lo leí en Poets Teaching Poets. Self and the World, una hermosa antología de ensayos de poetas sobre otros poetas que Gregory Orr y Ellen Bryant Voight editaron en 1996 para la Universidad de Michigan, y me pareció que sería buena cosa traducirlo para la revista. Es un ensayo en forma de diario de lectura: un registro de los sutiles cambios de opinión, de los ajustes y correcciones internos que tienen lugar conforme se avanza en una obra que admiramos y sentimos cerca de nosotros (en este caso, el poema extenso Bálticos, de 1974), sin que ello signifique deponer nuestro juicio crítico. Hass, que es un gran lector, razona sus gustos y también sus reservas, esos rasgos de la obra que le parecen menos fértiles o sugerentes. El resultado nos da claves para entender no solo la obra de Tranströmer sino también el lugar que puede seguir ocupando la poesía en nuestro mundo, o el modo en que deberíamos quizá plantearnos su escritura. En cualquier caso, me parece un ensayo fascinante.
Así comienza el largo ensayo que el escritor y traductor norteamericano Robert Hass (1951) dedicó a comienzos de los años ochenta a Tomas Tranströmer y que Minerva, la revista del Círculo de Bellas Artes, acaba de publicar en su último número –el 22– como parte del dossier que dedica al poeta sueco, ganador del Premio Nobel, con motivo de su visita al CBA en octubre del 2012. El dossier se completa con un poema inédito de Tranströmer –en traducción de Francisco J. Uriz– y con dos textos adicionales en los que el poeta expone sus convicciones políticas, sus puntos de acuerdo y de discrepancia con la militancia política de izquierdas a partir de la publicación de Tañidos y huellas en 1966.
Este dossier Tranströmer es uno de los últimos trabajos que Esther Ramón y yo realizamos en el CBA. El texto de Hass me sedujo desde que lo leí en Poets Teaching Poets. Self and the World, una hermosa antología de ensayos de poetas sobre otros poetas que Gregory Orr y Ellen Bryant Voight editaron en 1996 para la Universidad de Michigan, y me pareció que sería buena cosa traducirlo para la revista. Es un ensayo en forma de diario de lectura: un registro de los sutiles cambios de opinión, de los ajustes y correcciones internos que tienen lugar conforme se avanza en una obra que admiramos y sentimos cerca de nosotros (en este caso, el poema extenso Bálticos, de 1974), sin que ello signifique deponer nuestro juicio crítico. Hass, que es un gran lector, razona sus gustos y también sus reservas, esos rasgos de la obra que le parecen menos fértiles o sugerentes. El resultado nos da claves para entender no solo la obra de Tranströmer sino también el lugar que puede seguir ocupando la poesía en nuestro mundo, o el modo en que deberíamos quizá plantearnos su escritura. En cualquier caso, me parece un ensayo fascinante.