Detrás de la
ventana
el patio mide sus
silencios.
La mesilla de
noche
y su carga dispar
–las gafas de
leer, el libro, el móvil–
es un pulmón que
se apacigua
y moja nervios
y celdillas
en la tinta basal
de la renuncia.
Doblar las alas
y recogerse:
así la comprensión
del nadador
que guarda bien su
ropa,
la querencia del
pájaro.
El invierno da
fruto al despertarse.
Crónica agradecida a un día que acaba, colocada a la entrada del que comienza. Buena manera de correr las cortinas y mirar.
ResponderEliminarSaludos.
Esquirlas de luz que la poesía revela.
ResponderEliminarAbrazo grande, Jordi.