miércoles, agosto 30, 2006

el cuervo de carver

Si hay un animal que ha comparecido habitualmente en mis poemas, sobre todo en los que escribí en Inglaterra, ese es el cuervo. Supongo que el hecho de haber traducido Cuervo, de Ted Hughes, y de estar en contacto permanente (durante cinco años, al menos) con el paisaje donde Hughes había nacido, me hicieron particularmente sensible a su presencia: una especie de correlato animal del áspero y negro paisaje de los páramos del norte, un manojo de plumas desabridas cuyos chillidos crecían con la oscuridad de la tarde. Así que me ha hecho gracia encontrarme con este poema de Carver en el que, además de fijar un instante con la sutileza de un poeta japonés, rinde homenaje a sus predecesores con una sencillez admirable. Lo dejo aquí, confundido con la tinta negra de esta página.


Raymond Carver

MI CUERVO

Un cuervo se posó en el árbol que hay frente a mi ventana.
No era el cuervo de Ted Hughes, ni el cuervo de Galway.
Ni el de Frost, ni el de Pasternak, ni el cuervo de Lorca.
Tampoco era uno de los cuervos de Homero, impregnados
de sangre coagulada tras la batalla. Era sólo un cuervo.
Que jamás encajó en parte alguna
ni hizo nada digno de mención.
Se quedó ahí en esa rama durante unos minutos.
Luego alzó el vuelo maravillosamente
y salió de mi vida.

Versión de Jaime Priede

lunes, agosto 28, 2006

todos nosotros, de raymond carver

Entre las novedades literarias que nos reserva septiembre, quiero destacar sobre todo una amplía antología de la obra poética de Raymond Carver, traducida y prologada por mi buen amigo Jaime Priede para Bartleby Editores. El volumen se titula Todos nosotros, traducción literal del original inglés, All of Us. Jaime ha hecho un trabajo espléndido desde aquellas lejanas (en el tiempo) versiones de Carver que publicó en los cuadernos de Nómadas con el título de Donde hayan vivido. Ya entonces estaba claro que las ediciones de Visor eran muy poco fiables: faltaban poemas, o versos y pasajes de esos mismos poemas, como también ocurre, por otro lado, en Páginas de la herida, de John Berger: mi edición inglesa tiene poquito que ver con la editada por Visor. Hace escasos días Jaime volvió a reiterarme su sorpresa al descubrir todas las "manipulaciones" de que había sido objeto la poesía de Carver en su viaje a España: darían para un buen ensayo ilustrativo. No es cuestión de unos pocos errores, o de diferencias (legítimas) de lectura e interpretación, sino de verdaderos atentados a la integridad del texto original.

Así que la edición de Jaime es, con mucho, la más amplia realizada hasta ahora de la poesía de Carver; y también, lo repito, la más fiable, tanto en lo que hace a los poemas incluidos como a su traducción española. Los lectores de Carver estamos de enhorabuena, pues. Con el permiso de Jaime y de la editorial, cuelgo aquí la portada del libro y uno de los poemas que abre el libro, el espléndido "Tu perro se muere". Creo que da una idea muy acertada del tono de la poesía de Carver, de esa aparente sencillez en la que siempre se cuela una ráfaga de amenaza, de turbiedad inquietante.


Raymond Carver

TU PERRO SE MUERE

lo atropella una furgoneta.
lo encuentras a la orilla de la carretera
y lo entierras.
te sientes mal.
te sientes mal por ti mismo,
pero te sientes peor por tu hija
porque era su mascota
y lo quería mucho.
solía canturrearle
y lo dejaba dormir en su cama.
escribes un poema sobre ello.
lo titulas un poema para tu hija
y trata del perro al que atropella una furgoneta,
de cómo te ocupaste de él,
lo llevaste al bosque
y lo enterraste hondo, muy hondo,
y el poema sale tan bien
que casi te alegras de que hayan atropellado
al pobre perro, si no, no habrías escrito
nunca ese poema.
entonces te sientas a escribir
un poema sobre la escritura de un poema
que trata de la muerte de ese perro,
pero mientras escribes oyes
a una mujer gritar
tu nombre, tu nombre de pila,
ambas sílabas,
y tu corazón se para.
dejas pasar un rato y vuelves a escribir.
ella grita de nuevo.
te preguntas hasta dónde puede llegar.

Versión de Jaime Priede

sábado, agosto 26, 2006

unas líneas de ángel crespo

Releyendo estos días Las cenizas del fuego, un hermoso compendio de artículos y ensayos de Ángel Crespo publicado en 1987 (hermoso precisamente por su carácter heterogéneo y la brevedad impresionista y punzante de algunos escritos), me encuentro con unas líneas que, por su mezcla de precisión y apertura al mundo, me parecen idóneas para iniciar cualquier meditación sobre poesía. Crespo consigue dar en la diana sin caer en el dogmatismo ni sentar la ley, iluminándonos y a la vez iluminando el camino que nos permite comprender mejor el sentido y naturaleza de la actividad poética.

"Si se me pregunta en qué consiste la poesía, diré, sin pretender agotar la definición, que en ir cargando a las cosas de significados de los que aparentemente carecen y que, no obstante, se encuentran desde siempre en ellas, en espera de que alguien los descubra y nos ayude, al hacerlo, a comprender al mundo y a comprendernos a nosotros mismos. Estos significados pueden ser puramente estéticos -lo que los justifica enteramente- o pueden tener un carácter más profundamente poético y revelador."

Ángel Crespo, "Las nueces, la poesía y la cábala", en Las cenizas del fuego, Júcar, Gijón, 1987, p. 31.

lunes, agosto 21, 2006

un poema de thomas mcgrath


Años después de su primera publicación en Letras Libres, cuelgo aquí mi versión de un poema del escritor norteamericano Thomas McGrath (1916-1990). McGrath es uno de los grandes desconocidos de la poesía norteamericana, por la sencilla razón de que sus ideas izquierdistas y su pasado de activismo sindical en los años treinta y cuarenta le cerraron demasiadas puertas. Pero es un enorme poeta, como creo que demuestran estos versos. A la espera de trabajar con más tiempo en su obra, le dedico este breve espacio, no sin agradecer a mi buen amigo el poeta Reginald Gibbons (gran traductor de Cernuda, por cierto) que me lo descubriera gracias a un viejo número monográfico de la revista TriQuarterly.

Quien tenga más curiosidad, puede encontrar aquí una estupenda página dedicada a McGrath en "Modern American Poetry".


Thomas McGrath

El fin del mundo

El fin del mundo: me fue otorgado verlo.
Vino en la oscuridad, un saliente en el cielo sin estrellas,
Un temblor en el centro de la noche, un espasmo de la carne
enmarañada de la tierra
Y un aullido bestial, ingobernable, en las entrañas de la calle.

Vino y lo reconocí: el fin del mundo.
Y esperé la avalancha opaca, la cólera que escinde rocas.
Y esperé: hojas que se besaban, murmullos de la noche ancestral y
homicida.
Luego, un tintinear de música, risas en el edificio vecino.

Pero seguí esperando: por el terrible fuego proverbial,
Oyendo el trueno mudo, el largo colapso del cielo:
Se abate eternamente. Mas nadie se dio cuenta. El fin del mundo
provocó
En la negrura un solo suspiro melancólico

De mi vecino, que bebía cerveza en la oscuridad, sentado en el porche.
No: yo no era el profeta de Dios. El Apocalipsis era nunca
Y era siempre: esta noche en una pobre calle donde una risa alegre,
irreverente,
Pospone el fin del mundo: donde vivimos siempre.


Versión de J. D.

jueves, agosto 17, 2006

un nuevo libro de thomas de quincey


La imagen de hoy corresponde a uno de los libros que he traducido recientemente. Se trata, en concreto, de Cenas reales y presuntas, de Thomas de Quincey, que ha visto la luz hace pocos meses en la editorial asturiana Trea. En realidad, como sabe cualquiera que conozca un poco la obra de De Quincey, no se trata de un libro en el sentido estricto del término, sino de uno de esos artículos extensos que el autor de El comedor de opio publicaba por entregas en alguna revista mensual de la época. En este caso, De Quincey se embarca en una fabulosa digresión sobre los hábitos y horarios de las comidas en la Antigua Roma. Por desgracia, y aunque el libro es una muestra más del humor sutil y alambicado de su autor, en muchas librerías ni siquiera lo sitúan entre las novedades literarias, sino que aparece alojado en la sección de gastronomía (no en vano ha visto la luz en una colección que se llama La comida de la vida). Me temo, pues, que los lectores fervorosos que De Quincey tiene en España (y no son pocos, a juzgar por las continuas reediciones de sus libros clásicos) no se han enterado en muchos casos de su existencia. De ahí, en parte, esta nota.

Copio a continuación el texto de contraportada:

Publicado originalmente como ensayo en 1839, Cenas reales y presuntas es un irónico y divertido relato de la evolución de las costumbres gastronómicas de la Antigua Roma. Thomas de Quincey, uno de los grandes prosistas de la literatura inglesa moderna, despliega en estas páginas una escritura brillante, erudita y festiva a fin de demostrar, con el humor y la sorna que le son propios, que los romanos, «los más ociosos de los hombres», no eran un pueblo atacado por el vicio de la gula, como se nos ha insinuado en tantas ocasiones, sino que, muy al contrario, estaban condenados a pasar sus días en ayunas hasta que llegaba la hora de la cena, esa gran reacción o «contrapeso» que «salva al hombre moderno de volverse loco». Cenas reales y presuntas, así, evoca con tono ligeramente burlón así el mundo de la Antigüedad romana para reivindicar las virtudes y ventajas de la cena galante, cuyos efectos benéficos, a juicio de su autor, son los únicos capaces de responder cabalmente a las tensiones de la vida cotidiana. Pues, como afirma en una de las páginas finales de este delicioso librito, sin «el dulce alivio de la cena de las seis de la tarde, el dulce proceder que sucede al tumulto estrepitoso de la jornada, el tenue resplandor de las luces, el vino y la conversación intelectual, los nervios de todos los hombres naufragarían en un plazo de dos años».

Para más información sobre el libro y la colección en que ha aparecido podeis pinchar aquí.

lunes, agosto 14, 2006

antoine de rivarol


Otro francés, pero esta vez algo lejano en el tiempo. Esto no nos lo hace menos próximo en el espacio de la lectura, que es el que importa, pero sí ayuda a situarlo (o contextualizarlo, por utilizar una fea palabra). Antoine de Rivarol (1753-1801), algunos de cuyos aforismos acaban de ver la luz en la impecable edición de Periférica, al cuidado de Luis Eduardo Rivera (su traductor) y Julián Rodríguez (su editor), pertenece al brillante linaje de los moralistas franceses. Fue también el arquetipo del homme d'esprit, ingenioso, lúcido y dueño de un verbo acerado, que imagino sería muy útil en los duelos verbales de la corte versallesca y environs. El libro incluye también una selección de "rivarolianas", es decir, anécdotas o comentarios protagonizados por Rivarol (y referidos por contemporáneos y biógrafos del escritor) en los que brilla, sobre todo, su sarcasmo (algo recuerda a nuestro Valle-Inclán) y su capacidad para desnudar al emperador de turno (incluidos los nuevos jerarcas revolucionarios, con los que tuvo una relación ambivalente que dio con sus huesos en el exilio, concretamente en Berlín).

En cualquier caso, me quedo con sus aforismos, muchos de ellos memorables. Selecciono al azar algunos, a modo de cata o adelanto:

"Cuando uno tiene razón veinticuatro horas antes que el común de los hombres, pasa por no tener sentido común durante veinticuatro horas."

"Nada sorprende cuando todo sorprende: es el estado de los niños."

"Quienes piden prodigios no sospechan que piden a la naturaleza la interrupción de sus prodigios."

"Pasamos la mitad de la vida memorizando sin comprender, y la otra mitad comprendiendo sin memorizar."


Este último, cuando estoy cerca de cumplir cuarenta años, no deja de producirme cierta melancolía.

En fin, que cuando hablamos de que la mayor parte de los mejores libros que se están publicando actualmente se deben al esfuerzo de los pequeños editores, no estamos exagerando un ápice. Aquí tenemos otra prueba evidente.

sábado, agosto 12, 2006

un poema de w. h. auden


Ahora que el número de julio de la revista Letras Libres ha desaparecido de los kioskos, me tomo la libertad de colgar esta versión del poema-canción "Oh Dime la verdad sobre el amor", de W. H. Auden, que vio la luz en sus páginas, y de paso corrijo un par de erratas poco afortunadas. Quien conozca la versión de Álvaro García (publicada hace algunos años en Pre-Textos) verá que me he tomado ciertas licencias con el sentido literal de algunos (pocos) versos. Pero me parecía importante subrayar el tono lúdico y cabaretero del original (pues fue escrito con ese fin) y respetar, por tanto, su juego de rimas y ripios. Espero haber salido airoso del desafío.


W. H. Auden

CANCIÓN: «OH DIME LA VERDAD SOBRE EL AMOR»

Unos dicen que Amor es un niñato
Y otros dicen que un ave,
Unos dicen que hace girar el mundo
Y otros que no se sabe,
Y cuando fui a charlar con mi vecino
Por ver si estaba al tanto,
Su indignada mujer me echó de casa
Con un grito de espanto.

¿Tiene aspecto de bata o de pijama,
O de jamón secándose en un bar?
¿Diríamos que huele a piel de llama
O desprende un olor a bienestar?
¿Tiene el tacto punzante de un espino
O bien la suavidad de un almohadón?
Si repasas el borde, ¿es grueso o fino?
Oh dime la verdad sobre el amor.

Nuestros libros de historia lo mencionan
En glosas enigmáticas,
Y es un tema que está de moda en
Las líneas trasatlánticas;
Lo he visto mencionado con frecuencia
En notas de suicidas,
Y hasta aparece escrito en las solapas
De guías eruditas.

¿Se lamenta como un mastín famélico
O retumba cual banda militar?
¿Es posible seguir su ritmo bélico
Con un piano y un taco de billar?
¿Es el cantante, el alma de la fiesta?
¿Sólo clásica escucha con ardor?
Si uno pide silencio, ¿se molesta?
Oh dime la verdad sobre el amor.

Miré en el interior de la glorieta,
Allí no había nada.
Opté por intentarlo río arriba
Y también en la rada.
No sé qué dijo el mirlo con su trino
Ni qué contó el rosal;
Mas no estaba debajo de la cama
Ni estaba en el corral.

¿Sabe poner mil caras sorprendentes?
¿Se marea al montarse en un tiovivo?
¿Se la pasa apostando eternamente
O chascando los dedos sin motivo?
¿Sus juicios del dinero son fundados?
¿Piensa que el patriotismo es un valor?
¿Cuenta chistes vulgares e inspirados?
Oh dime la verdad sobre el amor.

Cuando llegue, ¿vendrá sin avisar
Mientras estoy hurgándome el oído?
¿Sabrá pedir permiso antes de entrar
O verterá su copa en mi vestido?
¿Veré cambiar el clima en su presencia?
Su saludo, ¿dará frío o calor?
¿Será un cambio total en mi existencia?
Oh dime la verdad sobre el amor.

Enero 1938
Versión de J. D.

viernes, agosto 11, 2006

christian bobin


Tras esta portada se esconde uno de los libros más hermosos y conmovedores que he leído últimamente. Un breve y sutil diario de un año en el que escritor francés Christian Bobin nos da una lección de inteligencia y emoción, de sabiduría vital; con un secreto que, por deferencia a su autor y a sus posibles lectores, no desvelaré, pero que hace aún más denso y perdurable su sabor.

De Christian Bobin, nacido en 1951 en Creusot, un pueblo de la Borgoña francesa, tuve noticia hace unos meses gracias al entusiasmo de José Luis Rozas, quien me recomendó sus libros (alguno de los cuales, por cierto, ha traducido al español: que tome nota algún editor, porque tales traducciones siguen inéditas). Leí La parte manquante (Gallimard Folio) poco después y me deslumbró. Ahora ve la luz en español, en la meritoria edición de Árdora Expréss, a la que sólo cabe reprochar cierto descuido en la revisión de la traducción y de la maqueta final, este Autorretrato con radiador, de memorable lectura. Me parece oportuno y hasta justo que este librito de acerada levedad sea la primera recomendación de esta bitácora.

jueves, agosto 10, 2006

presentación (segunda parte)

Después de algunas dudas, al fin me he decidido a crear mi propio blog. A diferencia de los de mis buenos amigos Álvaro Valverde o Vicente Luis Mora, que os recomiendo encarecidamente, no lo concibo como un diario en curso (no tengo la constancia necesaria) ni como un foro crítico donde intercambiar comentarios con los visitantes (no tengo la paciencia ni la energía necesarias). Admiro el blog de Vicente o, mejor dicho, admiro la capacidad de Vicente para entablar diálogo con unos y con otros, pero dicha admiración corre pareja con la indignación que me provocan muchos de sus visitantes, incapaces de respetar las más elementales reglas de cortesía (alguno incluso le llama por otro nombre!...).

Concibo, pues, este blog como una suerte de circular actualizada sobre mis trabajos y proyectos literarios. Iré colgando, asimismo, algunos comentarios concretos sobre cuestiones literarias de actualidad: apostillas a reseñas, recomendaciones de libros, informaciones de última hora, etc. También iré colgando fragmentos de publicaciones, así como el texto completo de ciertos ensayos y reseñas una vez hayan cumplido su labor (o su tiempo de exposición) en revistas y suplementos literarios.

Os doy la bienvenida a esta página y espero y deseo que sus contenidos os parezcan interesantes. Recibid todos un saludo muy cordial.

presentación

Bienvenidos a mi blog, donde podréis hallar información actualizada sobre mis trabajos, presentes y futuros.

Foto: Nuria González Oliver
Jordi Doce (Gijón, 1967) es licenciado en Filología Inglesa por la Universidad de Oviedo y doctor por la Universidad de Sheffield (Inglaterra). Ha sido, asimismo, lector de español en la Universidad de Oxford y subdirector editorial de la revista Letras Libres. Ha preparado ediciones bilingües de la poesía de Paul Auster, William Blake, T. S. Eliot, Geoffrey Hill, Ted Hughes, Charles Simic y Charles Tomlinson, así como de las memorias literarias de Thomas de Quincey, y es autor de los poemarios La anatomía del miedo (Premio «Antonio González de Lama», León, 1994), Diálogo en la sombra (Deva, 1997), Lección de permanencia (Pre-Textos, 2000), Otras lunas (Premio «Ciudad de Burgos», DVD, 2002) y Gran angular (DVD, 2005). En prosa ha publicado Bestiario del nómada (Eneida, 2001), el libro de notas y aforismos Hormigas blancas (Bartleby, 2005), el ensayo Imán y desafío. Presencia del romanticismo inglés en la poesía española contemporánea (IV Premio de Ensayo Casa de América, Península, 2005) y el libro de artículos Curvas de nivel (Artemisa, 2005). Su obra está incluida en las antologías La otra joven poesía española (Igitur, 2003) y Campo abierto. Antología del poema en prosa en España 1990-2005 (DVD, 2005). Colabora como crítico de libros en ABCD las Artes y las Letras, Cultura/s de La Vanguardia y otras publicaciones, y ha coordinado con Andrés Sánchez Robayna el volumen de ensayos críticos Poesía hispánica contemporánea (Círculo de Lectores / Galaxia Gutenberg, 2005).

Una amplia antología de su obra poética, así como un compendio de sus ensayos sobre poesía en lengua inglesa, verán la luz en próximas fechas.

En la actualidad reside en Madrid dedicado a la gestión cultural y la creación literaria.