BITÁCORA DE JORDI DOCE. Mis últimos poemarios son En la rueda de las apariciones. Poemas 1990-2019 (Ars Poetica, 2019) y No estábamos allí (Pre-Textos, 2016). Además de traducir la poesía de William Blake, Anne Carson, T.S. Eliot y Charles Simic, entre otros, he publicado los cuadernos Hormigas blancas y Perros en la playa, y los libros de artículos y de crítica Imán y desafío, Curvas de nivel y Las formas disconformes. He reunido mis versiones de poesía en Libro de los otros (Trea, 2018).
viernes, marzo 27, 2009
moleskine 2
Aquel trozo de papel donde hace unos días garabateé unos versos. Por alguna razón, el poema final pareció perder parte de su gracia, hasta de su sentido, al pasarlo a limpio.
No ha habido jamás ningún poema que sea mejor que su borrador. Porque es el borrador donde se esconde esa hija de puta, esa a la que para disimular llamamos con un nombre tan eufemístico: Poesía. Oh... (Sé de lo que hablas en estas dos líneas, Jordi. Mi pésame más sincero y solidario. Vale).
Parece que la poesía no quiere formas de perfecta geometría, quizá todo lo contrario, quiere nacer del descuido, de la imperfección, de lugares comunes, nada exquisitos, ver la vida de forma inoportuna. Yo me alegro de que tengas papel siempre a mano aunque no sea moleskine.
Por cierto, si no pasa nada el lunes asistiré al acto de la Central. Un abrazo
Lamentablemente (o no), me reconozco en ambas experiencias: la estupenda Moleskine, que nos regalan amigos, familiares, novias... y que se queda en blanco mientras los versos asoman en los papeles más inverosímiles... y también esa sensación de que entre el borrador y la copia en limpio se ha perdido algo (que a lo mejor nunca existió, sino en nuestra imaginación). Ojalá pudiéramos medir la calidad de un poema por el grado de emoción que sentimos cuando lo escribimos... desgraciadamente, en este terreno como en tantos otros, nuestra psicología tiende a ser engañosa. Muy inteligentes tus comentarios... Es una pena que no pueda ir el lunes a La Central.
La poesía pasa de nombres de persona, cómo no va a pasar de nombres de libreta. Éso es cosa nuestra. Pero no nace del descuido, sino de una extraña atención.
No ha habido jamás ningún poema que sea mejor que su borrador.
ResponderEliminarPorque es el borrador donde se esconde esa hija de puta, esa a la que para disimular llamamos con un nombre tan eufemístico: Poesía. Oh...
(Sé de lo que hablas en estas dos líneas, Jordi. Mi pésame más sincero y solidario. Vale).
Parece que la poesía no quiere formas de perfecta geometría, quizá todo lo contrario, quiere nacer del descuido, de la imperfección, de lugares comunes, nada exquisitos, ver la vida de forma inoportuna. Yo me alegro de que tengas papel siempre a mano aunque no sea moleskine.
ResponderEliminarPor cierto, si no pasa nada el lunes asistiré al acto de la Central. Un abrazo
Lamentablemente (o no), me reconozco en ambas experiencias: la estupenda Moleskine, que nos regalan amigos, familiares, novias... y que se queda en blanco mientras los versos asoman en los papeles más inverosímiles... y también esa sensación de que entre el borrador y la copia en limpio se ha perdido algo (que a lo mejor nunca existió, sino en nuestra imaginación). Ojalá pudiéramos medir la calidad de un poema por el grado de emoción que sentimos cuando lo escribimos... desgraciadamente, en este terreno como en tantos otros, nuestra psicología tiende a ser engañosa.
ResponderEliminarMuy inteligentes tus comentarios...
Es una pena que no pueda ir el lunes a La Central.
La poesía pasa de nombres de persona, cómo no va a pasar de nombres de libreta. Éso es cosa nuestra.
ResponderEliminarPero no nace del descuido, sino de una extraña atención.