lunes, junio 10, 2013

aforisma, que algo queda




Corre desde hace semanas por las mesas de novedades un libro que viene a llenar una pequeña laguna en nuestra literatura reciente. Se titula Pensar por lo breve. Aforística española de entresiglos (1980-2012), lo publica la editorial asturiana Trea, y es exactamente lo que dice en la cubierta: una antología de los aforistas españoles que han publicado su trabajo a lo largo de las últimas tres décadas. Su autor, José Ramón González, profesor de literatura española en la Universidad de Valladolid, ha hecho la selección después de haberse leído hasta la más pequeña colección de astillas verbales que alguien haya tenido la ocurrencia de publicar entre nosotros, y ha escrito un estudio previo que es un modelo de orden, claridad expositiva y sutileza conceptual: el tema lo exige, la verdad, porque pocos géneros plantean tantos problemas de caracterización como el aforismo, que puede ser y no ser al mismo tiempo sentencia moral, juego de ingenio, apunte narrativo, chispazo metafórico y capricho verbal. También antepone a cada selección un breve comentario que describe y explica la obra de su autor con una prosa que es todo un ejemplo de lo que debe ser la escritura académica: rigurosa y perspicaz, cordial y accesible. Un gusto, vaya.

La nómina, amplísima, arranca con Carlos Castilla del Pino, Cristóbal Serra y Carlos Edmundo de Ory (un trío que ejemplifica muy bien la diversidad de propuestas que acoge el volumen) y termina con autores nacidos a finales de los años setenta. Por el camino, nombres como los de Antonio Fernández Molina, Rafael Sánchez Ferlosio, Rafael Pérez Estrada, Carlos Pujol, Rafael Argullol, Ramón Andrés, Fernando Aramburu, José Mateos o Andrés Neuman, por nombrar unos pocos. Se incluyen también, me alegra decirlo, algunas de las «hormigas» que he ido publicando desde hace diez años. En fin, que estoy encantado con el libro. Son casi 350 páginas, pero en formato de bolsillo: caben bien en cualquier carpeta y también en la mesita de noche. Hay que afinar los ojos porque el cuerpo de letra es pequeño pero abundan las líneas en blanco, los espacios donde perderse cada vez que leemos algo que nos conmueve o nos pasma.
 
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Por cierto, acaba de aparecer en la red una breve selección de mis aforismos en traducción italiana (con el original español). La «culpa» es del escritor Fabrizio Caramagna (Turín, 1969), creador y responsable de Aforisticamente, una página asombrosa, dedicada íntegramente al aforismo, en la que se recoge el trabajo de escritores de casi todo el mundo. Ahora le ha llegado el turno a este ocioso domador de hormigas. Caramagna ha montado su particular hormiguero (qué curioso comparar lo que cada cual selecciona del trabajo de uno) y ha escrito una breve semblanza crítica en la que me reconozco sin dificultades. Estoy encantado, por supuesto. Si digo tonterías, al menos suenan en italiano...! Grazie mille, Fabrizio.

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