Amanecer
de Año Nuevo. ¡Qué lejos,
ya, queda ayer!
Ichiku
Versión de Orlando González Esteva
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Entre los haikus que me envía el poeta Orlando González Esteva para celebrar la llegada del nuevo año, me quedo con éste, admirable, de Ichiku, en el que resuena la conciencia de la pérdida irremediable del ayer, del pasado inmediato. Lo que sucedió ya está sumido en un abismo intocable, oculto por el foso altivo de unos pocos segundos o unas pocas horas, qué más da. Ya no forma parte de nosotros, sólo un esfuerzo supremo de la memoria imaginativa puede reintegrarlo a modo de ficción, y nunca por completo, en nuestras vidas. «Ayer», para el caso, se halla tan lejos de nosotros como «antesdeayer» o «hace diez años».
Los versos de Ichiku son una destilación amable, vagamente elegíaca, de la conciencia de nuestras limitaciones. Lo que está pasando se nos escurre literalmente de las manos como un pez inquieto y apenas si podemos hacernos una idea de lo que es, de lo que fue. Lo que pasó ya está en otro mundo, en otra realidad, intocable y ajena en su nicho. Vivimos, pasamos y dejamos pasar el tiempo, y aturde darse cuenta de ello, como hace Ichiku en su poema.
Entre los haikus que me envía el poeta Orlando González Esteva para celebrar la llegada del nuevo año, me quedo con éste, admirable, de Ichiku, en el que resuena la conciencia de la pérdida irremediable del ayer, del pasado inmediato. Lo que sucedió ya está sumido en un abismo intocable, oculto por el foso altivo de unos pocos segundos o unas pocas horas, qué más da. Ya no forma parte de nosotros, sólo un esfuerzo supremo de la memoria imaginativa puede reintegrarlo a modo de ficción, y nunca por completo, en nuestras vidas. «Ayer», para el caso, se halla tan lejos de nosotros como «antesdeayer» o «hace diez años».
Los versos de Ichiku son una destilación amable, vagamente elegíaca, de la conciencia de nuestras limitaciones. Lo que está pasando se nos escurre literalmente de las manos como un pez inquieto y apenas si podemos hacernos una idea de lo que es, de lo que fue. Lo que pasó ya está en otro mundo, en otra realidad, intocable y ajena en su nicho. Vivimos, pasamos y dejamos pasar el tiempo, y aturde darse cuenta de ello, como hace Ichiku en su poema.
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5 comentarios:
La lejanía del "Ayer" en la mañana del primer día del nuevo año más que lejanía, pérdida o limitación humana es el olvido en la noche de los tiempos, años luz en un sorbo de café.
Hermoso haiku.
M.
Entré para darte un abrazo y me encontré con un haiku de los más bellos!
Todo lo bueno en este 2011!
Yolanda
Tan cierto y tan bello.
Felicidades
Un haiku muy bello, que descubro con harto retraso. Pero me alegra descubrir cierta simetría con un poemilla que escribí hace más de treinta años :
La Sevilla que me contó mi padre
no llegué a conocerla.
El París que yo podría
contarle a Montserrat,
nunca lo conocerá.
¿Qué será de los libros que leemos?
De las cosas que amamos, ¿qué será?
Ayer siempre es un día
de casi la Prehistoria.
París, 29.4.1979
iuiuiuiui rebueno
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