sábado, agosto 20, 2011

avisos


Una cosa menos, sí. Pero si con el tiempo no se vuelve una cosa más, mal asunto.



No desistas tan pronto de tu rabia. Deja que cumpla su tarea, que agoste lentamente y en secreto las raíces del edificio hasta hacerlo hundirse por su centro. Derrumbe, demolición… Si sobrevives, será como un gato que huele la caída segura y escapa casi a rastras por un lateral, maullando brevemente. Esa agilidad, al menos.

1 comentario:

Claudia Hernández dijo...

Qué maravilla.
Saludos