Vencido estoy bajo mis sueños,
un maltrecho tritón de mármol
a la intemperie, entre las aguas;
y todo el largo día miro
la belleza de esta mujer
como si un libro me ofreciera
el retrato de una belleza,
contento de saciar mis ojos
o los oídos perspicaces,
feliz de ser un sabio, pues
los hombres ganan con los años;
y aun así, aun así,
¿es todo un sueño, o la verdad?
¡Ah, si la hubiera conocido
en mi vehemente juventud!
Mas envejezco entre mis sueños,
un maltrecho tritón de mármol
a la intemperie, entre las aguas.
3 comentarios:
Es un bello poema y una hermosa traducción sobre la tradición de la hermosura que, con el paso de los años, no parece marchitar la belleza... masculina. O tal vez sí porque, aunque los hombres sólo envejezcan entre sueños y parezcan ganar con los años, ¿acaso el sueño de envejecer no es ya y también envejecimiento?
Un abrazo, J.
tiritón de mar
gracias
A veces se gana, otras se pierde. Y otras, no ocurre nada.
Un poema muy íntimo,
saludos.
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