Nunca me había pasado: inventarme una
palabra en sueños. Estaba en una recepción, creo que académica o universitaria,
cuando vi a X en un aparte y le dije: «¡Hipóstame!». Supongo que quería decir, dame un abrazo, porque eso fue lo que
hice en el sueño: dar un estrujón efusivo a X, a quien no veo desde hace años y
con el que todo acercamiento se ha vuelto tenso, difícil.
¿De dónde habrá venido esta invención?
Existe el galicismo «ripostar», parece que habitual en el Caribe, con el
sentido de «responder de forma airada» o «contraatacar», y la RAE me confirma
que el prefijo hipo- equivale a
«debajo de». Es decir, que lo que estaba diciéndole a mi viejo amigo es, en
realidad, rebájame, ponme en un escalón inferior a ti. Lo
peor es que, conociendo a X –sabiendo cuál ha sido el clima de nuestra amistad–,
la cosa parece muy plausible.
3 comentarios:
A mi me ha ocurrido algo parecido cuando he pretendido llegar más allá de donde llegan las palabras académicas. Una revelación, que al final resultará fallida, se planta ante los ojos y
anula cualquier intento de comunicación que no se avenga con la palabra aparecida. En realidad no la he buscado, se me impone por capricho de una voluntad que al parecer valora más la originalidad del término que su comprensión por parte del destinatario.
Y me produce bastante desconcierto.
Pues creo, Jordi, que no es difícil suponer que lo que has hecho en el sueño es verbalizar (también en el sentido de convertir en verbo) de manera abrevida (hispostásiame: hipóstame) el sustantivo "hipóstasis", que es término de uso no diré que común pero sí frecuente en diversas disciplinas y en especial en filosofía y teología, materias en la que se emplea para determinar la naturaleza de las sustancias y, en concreto, desde el punto de vista teológico, para "explicar" el famoso misterio de la Santísima Trinidad, de modo tal que las tres personas formarían una sola divinidad merced a su unión hipostática. Veo en una vieja enciclopedia que el término "hipóstasis" también se utiliza en lingüística para indicar el cambio de categoría gramatical que sufre una palabra (por ejemplo, de "¡al arma!", "alarma"). Algo parecido, curiosamente, a lo que probablemente hiciste en sueños: hipost(asi)ar la hipóstasis.
De sabios es hacerse pequeños ante la arrogancia de algunos... tu sueño bien lo dice.
Abrazo. Grande.
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