lunes, marzo 04, 2019

fauna lírica



 © Miguel Ángel Barba



Cultiva pocos entusiasmos. No quiere flancos débiles.




Creció tanto, era tan grande, que dejamos de verlo.




Dios salió por la puerta, y en ese instante todos empezaron a hablar y a gritar a la vez.




El que recuerda se da cuerda. La divisa del elegíaco.




En aquel país, el adiestramiento de un artista incluye largos paseos nocturnos. Quien no educa la mirada, al menos aprende resignación.




Conformarse: deformarse.




Buscó la libertad en las palabras. Fue libre en sus silencios, sin saberlo.



2 comentarios:

ÍndigoHorizonte dijo...

El silencio de las hormiguitas.

Abilio Díez dijo...

Se vuela mejor sabiendo que la tierra sigue siendo origen y destino.