lunes, mayo 31, 2010

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Ese instante, quizá irreparable, en que uno se convierte en parásito de sí mismo.

*

En el poema va la penitencia.

*

Palabras que asoman en mitad de una frase con la lengua bífida de una serpiente. Hay que apartarse a tiempo, hacer oídos sordos, y ni hablar de confiarse; en cualquier momento podríamos sentir su mordedura.

6 comentarios:

José Antonio Fernández dijo...

Excelente.
Un saludo.

azul dijo...

Si no nos confiamos, si no confiamos, no sentimos la mordedura de la lengua bífida, pero tampoco sentimos la mordedura de la pasión ni de la ternura... Abrazo azul

Elías dijo...

Tus "hormigas", Jordi, con su siempre inteligente labor de zapa.

Un abrazo

Anónimo dijo...

intriga ante la mordedura que te asusta

Jordi Doce dijo...

Gracias, amigos. Siempre ahí, siempre atentos. Un abrazo, J12

A. dijo...

Me encanta el segundo.