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Los relojes que importan, los que miden el ir y venir de nuestras inquietudes y asombros y afanes más o menos íntimos, sólo avanzan cuando los llevamos puestos y tienen poco que ver con la hora que marcan las manecillas. Pero cada vez estoy más convencido de la importancia de ciertos rituales que nos ayudan a cerrar o pasar ciertas páginas y abrir otras nuevas. Rituales colectivos a los que no viene mal asentir para hacernos la ilusión de que limpiamos la pizarra o el libro de cuentas antes de consignar nuevos asientos. Tal vez algo se filtre, después de todo, a esa intimidad donde todo sucede un poco a distancia del calendario oficial. Una sensación de cumplimiento, o de posible renuevo, o simplemente el alivio del corredor de vallas que ve despejado el camino inmediato antes del siguiente obstáculo.
El libro de la vida también contiene divisiones y subdivisiones, como las líneas que separan las viñetas de una página de cómic. Hoy cruzamos una de esas fronteras. Nos tomaremos un instante de la mano, cerraremos los ojos y pasaremos en un instante, sin movernos, de un lugar a otro. El tiempo nos arrastra en su cinta transportadora. Sirvan estas palabras como trasunto de un guiño cómplice o una inclinación de cabeza antes de pasar al otro lado. Comienza un nuevo año. Me alegra inmensamente verlo arrancar en vuestra compañía.
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HÁBITOS DE SENECTUD
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*Palabras en vuelo*
Fotografía
*de*
*Adela Sánchez Santana*
MEDIANOCHE
Mi cuerpo envejecía indiferente
y adquirió el hábito de la senectud.
Sentaba su c...
Hace 3 horas
3 comentarios:
Por aquí andaremos.
¡Buen año!
Los relojes nunca me han importado demasiado. Lo que cuentan son las horas vividas y lo que se ha compartido, soñado, malogrado y arrinconado dentro de ellas. Por lo que dices compartimos la idea de que eso es VIVIR.
Siempre que me subo en esa cinta transportadora que describes, me invade un nerviosismo que no tiene explicación, y en ese segundo que da paso de un año a otro me invaden los deseos y el convencimiento de que esta vez alguno se cumplirá. Hace tiempo que esta noche la paso sola, pero no por ello deja de tener ese punto de magia, esa intriga maravillosa de lo qué me depararán los 365 días que comienzan.
Feliz 2011.
Saludos
Seguiremos leyendo contigo las figuras del tapiz... feliz año!
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