domingo, agosto 28, 2011

la espera


Sigues velando el bosque, dando vueltas a cielo abierto sin decidirte a entrar. No se oirá tu voz hasta que lo hagas, como los niños que caminan entre los árboles, en la oscuridad cerrada, y cantan para espantar su miedo. Cualquier otra elección sería prematura. Mejor seguir dudando en el umbral. Mejor la espera a incurrir en un gesto gratuito, para el que no hay coartada. La preparación del silencio.

2 comentarios:

Antonio dijo...

http://youtu.be/nfj8oi9PjZs

Emilio Calvo de Mora dijo...

Se tiene siempre la certeza de que no hay coartadas posibles para lo que realmente nos importa. La felicidad carece de razones, de flechas que la señalen, de indicios fiables de que está ahí a la espera de que entremos y la sintamos nuestra, precariamente nuestra. El que está a punto de entrar en el bosque prevé una felicidad y no la aborda, la merodea, siente que está cerca y disfruta con la inminencia. Estamos en lo inminente siempre, en lo que se anuncia y en lo que, sin llegar, ya se aprecia y disfruta.