Se rompió la cabeza al caerse de un superlativo.
*
Un país donde cada cual envejece conforme al número de palabras que pronuncia. Un país donde parlotear sin juicio es una forma de suicidio.
*
Esgrimen bien alto su jerga y entrechocan tecnicismos: están de acuerdo antes de completar las presentaciones.
*
Fue abrir su libro y verle haciendo equilibrismo entre líneas.
*
Quema etapas. Escribe con tinta hecha de esa ceniza.
*
Aquella calle colgaba de sus acacias.
*
Palabras que blanden una antorcha encendida y muestran el camino a seguir. Las demás se amontonan inquietas, llenas de nerviosismo, echando a codazos al autor.
*
Se descubre dentro del lienzo. Pinta para buscar una salida.
*
Tiene ojos como peines, sí, pero se pasa los días limpiándolos de cabellos muertos.
*
No cejar en la escucha, escuchar con tal intensidad que por fin alguien, cualquiera, se sienta obligado a hablar.
*
Aquellos a los que el tiempo disgrega. Aquellos a los que el tiempo da brillo. Aquellos a los que pudre por dentro.
*
No logro dar conmigo. Vivo en los lugares a los que no puedo ir.
.
2 comentarios:
Es cierto que nos gusta vivir en lugares adonde nunca iremos, y además los hacemos nuestros, nos cuesta abandonarlos.
Saludos
Son más nuestros, a veces, que los reales. Gracias por todo, y saludos, J12
Publicar un comentario