martes, noviembre 22, 2011

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Más de medio año después de su publicación, me siguen llegando ecos del paso de Perros en la playa por los ojos y la mente de algunos lectores. Ahora es el turno del escritor gallego Ricardo Martínez Conde, quien firma una breve pero enjundiosa nota crítica sobre el libro en la revista/blog El placer de la lectura. A estas alturas –supongo– será la última que salga, o casi. Bien está. Moitas grazas, Ri
cardo.

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El poeta Marcos Canteli (cuyo último libro, Es brizna, acaba de ver la luz en la editorial Pre-Textos) ha tenido la gentileza de pedirme colaboración para el último número de la Revista de escritura y poéticas 7de7. Le he enviado una secuencia (incompleta) de poemas muy breves titulada «Monósticos». Es un título algo pedante, lo sé, pero tiene su lógica. Además, se lo robé al poeta inglés Christopher Middleton, así que la culpa –y la autoridad– es toda
suya.

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Anda por las librerías, o a punto de llegar a ellas, un volumen colectivo publicado por Vaso Roto Ediciones para conmemorar el ochenta aniversario de Antonio Gamoneda. Se titula Un árbol de otro mundo e incluye poemas de Eduardo Moga, Amalia Iglesias, Antonio Méndez Rubio, Chantal Maillard, Guad
alupe Grande, Ildefonso Rodríguez, Jesús Aguado, Olvido García Valdés, Hugo Mujica, Miguel Casado, Tomás Sánchez Santiago, José María Castrillón, Juan Carlos Mestre y un largo etcétera. Va también un poema mío, «Collage», un breve texto en prosa que es mi forma de recordar al autor de aquellas Lápidas leonesas («la ciudad fue fundada en la claridad del miedo») que tanto me conmocionaron cuando las leí por vez primera en la vieja edición de Trieste, allá por 1989. Os dejo con la portada del libro y el deseo de que encontréis mucha poesía, pero también afecto y admiración genuina, en sus páginas.


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2 comentarios:

Alfredo J Ramos dijo...

Qué buenos los monósticos: consiguen armar y hacer progresar el poema, además de tener cada uno por sí mismo un mundo dentro. Es una fusión de aforismo y poesía (pensamiento y canto) muy lograda; y la tensión (y eficacia) verbal se potencia con la disposición creciente y cierto tono narrativo, también muy conseguido. Aconsejo leerlos en voz alta e incluso dramatizándolos un poco: están llenos de recursos y de resortes.

Jordi Doce dijo...

Gracias, Alfredo!