Cuando todos tenemos opiniones, nadie comprende nada.
¡Cuánta obediencia! Siempre
responde a quien pregunta.
Ese momento en que la frase se
revuelve y te clava su aguijón por la espalda.
Allí, si nadie te mira a los ojos
al menos una vez al día, mueres.
Máscaras que se ajustan a la
perfección, hechas con todo lo que uno ha callado.
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