Asisto a un encuentro de jóvenes poetas y críticos. Durante las dos horas largas que dura el debate se escucha un peloteo trabajoso de citas, conceptos y argumentos. Con una salvedad: a nadie –y esto no puede ser casual– se le ocurre mentar la palabra «imaginación».
Todo más claro, cuando comprendo que soy el único al que esta omisión parece importarle.
2 comentarios:
Quizá sea tan solo que la realidad está fraguando su venganza.
Una palabra clave, ciertamente, sin la que no se puede entender la poesía en la Modernidad. Y su ausencia, no solo en el debate que comentas, sino en otros espacios de crítica y de escritura, es muy significativa... y poco alentadora.
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