Tendemos a maravillarnos del creador pese a que en ocasiones nos horrorice lo creado. Es el poder para crear una ilusión semejante lo que une a Dios y a los déspotas.
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La búsqueda religiosa no difiere, en el fondo, de una vieja novela de detectives. En ambos casos, se trata de descubrir al asesino, rastreando e interpretando cuantas claves nos salen al paso. Aunque ahora con un agravante: buscamos saber quién nos mata después de darnos la vida.
1 comentario:
Realmente buenas estas palabras. Para reflexionar un rato, aunque a mí no me hace mucha falta. ¡¡¡Totalmente de acuerdo!!!!
Un saludo.
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