miércoles, mayo 25, 2011

molde

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Esa variante vampírica del narcisismo que busca en el rostro amado, no el doble o reflejo del propio, sino su complementario. Que no lo busca, mejor dicho, sino que trata por todos los medios de moldearlo con ayuda del tiempo. Se rebela y se asusta cuando ese mismo tiempo, afincado en sus privilegios de cómplice, lo fulmina o lo aparta de su lado: de pronto, todo ese vacío es el vaciado de su rostro, la carcasa del muerto que ha comenzado a ser.
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3 comentarios:

Olga Bernad dijo...

Me ha pasado con este texto como me ocurre con los mejores poemas. Me ponen delante de los ojos algo que yo tal vez había pensado pero que nunca hubiese acertado a nombrar así, con una rara exactitud que tiene algo de foco preciso y, a la vez, de sugerente niebla. Es extraño sentir que un texto te conoce. Justo es reconocerlo.
Enhorabuena.

Jordi Doce dijo...

Gracias, Olga. Tenía "nostalgia armada" y hasta "perpleja" de tu presencia aquí. Saludos, J12

Díaz San Miguel dijo...

a New Order...