Frases muy particulares que no sólo valen menos fuera de su contexto original, sino que pierden todo su valor en otras bocas: están asociadas a sus dueños como el pétalo a la flor. Decirlas es un pecado de nuevo rico, la demostración más palpable de que no se ha entendido nada.
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Palabras que abandonan su lugar en la frase y vagan, como gatos raídos o viejos elefantes, buscando un lugar tranquilo donde caerse muertas.
Publican en México una "Obra selecta" de Antonin Artaud
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El pasado 12 de octubre, en *La Jornada Semanal,* el poeta y crítico
mexicano *José María Espinasa* comenta el primer volumen de lo que tal vez
sea la ed...
Hace 2 horas


1 comentario:
¡Caray! Te gusta romper la tranquilidad, ¿no?
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