Lo que llegó hace tiempo está pegado al imán del corazón y no lo suelta. Lo que va llegando después ya tiene que lidiar con intermediarios y siente el tirón de lo que se le acumula encima, hasta el punto de que la estructura, al menos en parte, amenaza con venirse debajo de un momento a otro.
Lo que ahora busca nuestro afecto tiene que abrirse paso sin piedad entre acumulaciones de materia inerte, ir directamente al hueso, la médula. ¿Conocerá el camino? En cualquier caso, que no cuente con nuestra ayuda, porque no podremos dársela. Somos víctimas indolentes y venenosas de nuestras posesiones.
Literaturas de España en la FIL de Guadalajara
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La presente semana ha estado signada por muchos artículos que, desde
distintas perspectivas, aluden a España. Por eso, tal vez sea interesante
concluirla ...
Hace 1 hora
4 comentarios:
Uf, qué gran verdad.
Pero hay cosas que llegan, aún no es imposible. Habría que estar muerto.
Precioso texto.
Gracias, Olga. Por fortuna, sí, todavía hay fogonazos que van directo al centro. Saludos, J12
Genial.
Es lo que llamamos condicionamiento.
el agua baja cada vez más turbia, menos clara, porque lleva cada vez más cosas en su seno... (es otra forma de decirlo). Abrazo, j12
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