Oigo un ruido de pasos
en la gravilla helada,
un chasquido vital y meridiano
que acucia en mis omóplatos.
Miro atrás, miro en torno,
y nada,
sólo el ruido de nuevo,
y nada.
(Arriba pasa el viento).
Sólo
son las hojas que caen,
este morir incandescente de las hojas.
Una carta internacional en defensa del Programa Sur de Apoyo a las
traducciones
-
En relación con la noticia de que el Programa Sur había sido
considerablemente desfinanciado por la actual administración en el
gobierno, los escritores...
Hace 1 hora
2 comentarios:
En ese instante detenido en tu poema me parece estar pisando las hojas del camino, que, al igual que tus versos caen con su "morir incandescente". Muy bello. Un abrazo
Gracias, Marisa. Qué bien que sigas viniendo por aquí. Abrazo.
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