sábado, agosto 31, 2013

13 razones para leer a seamus heaney





1. Porque su lealtad a la palabra, la firmeza con que ha ejercido su oficio ante todo tipo de tentaciones y distracciones –mundanas, mediáticas–, su estar a resguardo de un mundo del que sin embargo no reniega ni se aparta, pues también es el suyo, son una defensa tácita del valor de la poesía, de su importancia.

2. Porque ha sido fiel a la idea del poema como gracia inesperada, como visita que exige del poeta una forma particular de disciplina: saber estar a la espera, cultivar los sentidos y la inteligencia, prestar atención.

3. Porque ha sido fiel, también, a la dimensión material de la palabra, algo que implica y supone una resistencia. Escribir como quien inserta una palanca en la tierra y empieza a mover, con lentitud laboriosa, la gran piedra confusa de las palabras.

4. Porque cada uno de sus libros es el fruto de un aprendizaje que recoge y amplía y matiza la lección del anterior, incluso para ganar en sencillez o despojamiento, para desaprender.

5. Porque a cada paso ha sabido encontrar a los maestros que mejor le convenían, las voces que le ayudaban a hablar con voz más suya, los ramales donde podía extraviarse a conciencia sin perder nunca de vista la carretera general.

6. Porque su poesía no ha renunciado ni a responder a los rigores conflictivos del presente, el peso de la historia, ni a ser –como debe– invención libre, juego lírico. Si muchos de sus poemas parecen responder a la pregunta de Robert Lowell: ¿Por qué no decir sencillamente lo que pasó?, otros confirman la tesis de Wallace Stevens de que Las cosas como son / se transforman en la guitarra azul.

7. Porque, como Anteo, ha sabido tener los pies en la tierra, pues de ella extrae la fuerza, el sentido de la gravedad; pero sin dejar nunca de mirar al cielo, de seguir el vuelo de los zarapitos, de presentir en la piel las idas y venidas de la luz.

8. Porque ha intentado, al menos, estar a la altura de aquella exigencia de Yeats de mantener juntas en un mismo pensamiento realidad y justicia.

9. Porque ha buscado en el mito un instrumento para leer el presente y dar espesor a la historia; porque ha buscado en la historia y en el presente cotidiano una forma de mantener con vida el mito, de preservar su antiguo rango.

10. Porque su obra crítica es un ejemplo de equilibrio, perspicacia y, sobre todo, empatía con las poéticas más distantes o ajenas a la suya, incluso con aquellas que nunca le habrían devuelto el cumplido.

11. Porque en su poesía hay elevación sin impostura, ceremonia sin rigidez, cultura sin pedantería, afectos sin afectación.

12. Porque, como todas las grandes obras, ha creado el gusto por el cual debe ser juzgada.

13. Porque hace apenas unos años, a la pregunta del poeta Dennis O’Driscoll sobre «qué le había enseñado la poesía» respondió: «Me ha enseñado que sí existe la verdad, y que se puede decir. Que la subjetividad no se debe teorizar, y que vale la pena defenderla. Que la poesía misma conlleva virtud, tanto en el sentido de excelencia moral como en el de fuerza inherente, por el simple hecho de haberse fraguado; por poseer, en términos clásicos: integritas, consonantia y claritas».





Estas son las palabras con que presenté la lectura de Seamus Heaney en el centro Niemeyer de Avilés el pasado 4 de abril. Nunca pensé en publicarlas, porque me parecía que fuera de contexto perdían toda la gracia, si es que la tenían. Las comparto ahora, a modo de homenaje y de recuerdo, y como pobre compensación por no ser capaz de escribir nada al hilo de su muerte. Se ha ido uno de los grandes, de eso no me cabe duda. Descanse en paz.

domingo, agosto 11, 2013

el mundo no se acaba / una reseña


Antonio Ortega ha tenido la gentileza de escribir sobre El mundo no se acaba (Vaso Roto, 2013) de Charles Simic en el último número de la revista Nayagua, de la Fundación José Hierro. El resultado es un pequeño ensayo lleno de sugerencias y claves de lectura, con esa capacidad tan suya para establecer filiaciones y correspondencias con otros mundos. Un lujo, vaya. Podéis leer las cinco páginas de la reseña pulsando en cada imagen para ampliarla. 







sábado, agosto 03, 2013

heaney / un poema inédito




Luc Tuymans, Wiedergutmachung, 50 x 63 cm
  


De una pluma que recibí como regalo

Ahora que he tomado tu pluma
con miedo
a que no surjan más poemas,

¿qué hay de los años de exigencia,
de tanto compromiso
impuesto y asumido?

¿Todos esos «Haz a los otros
lo que quieres que te hagan a ti»?
¿Error? ¿Virtud?

Sí y no. Va la pluma al tintero
y vuelvo a empezar: con dudas
o sin ellas, que fluya.


Trad. J.D.




Seamus Heaney cerró con este poema (inédito en libro) la lectura que dio el pasado jueves 4 de abril en el Centro Niemeyer de Avilés: un guiño a uno de sus primeros poemas, el célebre y emblemático «Digging», pero esta vez con un tono elegíaco en el que se entremezclan la sombra debilitadora del tiempo, el temor a no estar a la altura (de nuevo), la mirada fugaz ante el espejo. Algo que la rima de los versos iniciales deja bien claro: los años [years] de exigencia y compromiso se han convertido extrañamente en duda, en miedo [fears].

Si en aquel poema de 1966 la pluma era comparada a la pala con que su padre y su abuelo habían cavado la tierra, aquí recupera su forma, su rango de intermediaria entre mano y papel: del eje vertical pasamos al horizontal, del cavar pasamos al fluir, de la idea de esfuerzo pasamos a la de soltura, de gracia. Para Heaney la poesía es un don, una visita de la que hay que hacerse digno, y algo de eso hay en estos versos, que son también un conjuro, una plegaria preliminar para facilitar la escritura: déjate llevar, disfruta, no dejes que un exceso de rigor o de conciencia te abrume…






On the gift of a fountain pen

Now that your pen is in my hand
And I have fears
That poems may cease to be,

What of the years
Of every other obligation
Imposed and undertaken?

All that ‘Do unto others
As you would have done unto you’?
Mistaken? Virtue?

Yes and no. I dip and fill
And start again: doubts
Or no doubts, let flow.