
Ahora sí, ahora cierro por fin la semana Heaney colgando el enlace con el audio de la lectura del pasado jueves: una hora y veintitrés minutos de poemas y comentarios en inglés y traducciones y comentarios en español. Creo que se oye perfectamente (en el peor de los casos, tendréis que instalar Quicktime). De paso, cuelgo una traducción de «The Tollund Man» (en la imagen), un poema que sigue impresionándome como cuando lo leí por vez primera, allá por el 89. Cheers.
EL HOMBRE DE TOLLUND
I
Algún día iré a Aarhus
a ver la ocre turba de su cabeza,
las suaves vainas de sus párpados,
su abultada gorra de piel.
En los llanos contiguos
donde se le exhumó,
su dieta de semillas invernales
cuajada en el estómago,
desnudo salvo por
la gorra, lazo y faja,
he de quedarme largo tiempo.
Esposo de la diosa,
ella anudó su torques hasta ahogarle
y le abrió su marisma
donde jugos oscuros le tallaron,
embalsamado como un santo,
tesoro inscrito en las colmenas
de los cortadores de turba.
Ahora su rostro manchado
reposa en Aarhus.
II
Podría incurrir en blasfemia
y consagrar la ciénaga, hacer de ella
nuestra tierra sagrada
y pedir que retoñe
la esparcida, emboscada
carne de los agricultores,
embozados cadáveres
que yacen en las granjas,
piel y dientes chismosos
moteando las camas
de cuatro jóvenes hermanos, arrastrados
durante millas junto a las líneas.
III
Algo de la penosa libertad
con que tiraba de su carro
tendría que llegar a mí mientras conduzco,
pronunciando los nombres
Tollund, Grauballe, Nebelgard,
observando las manos afiladas
de las gentes del campo,
sin conocer su lengua.
Allá en Jutlandia,
en las viejas parroquias asesinas,
me sentiré perdido, triste,
y como en casa.
Trad. J.D.