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martes, febrero 04, 2020

dos poemas / letras libres




Gracias a la hospitalidad de su editora de poesía, Malva Flores, la revista Letras Libres acoge en su número de febrero dos breves poemas inéditos que escribí el pasado otoño. Se pueden leer aquí. Tienen poco que ver con el dossier de este mes, aviso. Pero siempre es un gusto volver a una revista a la que dediqué casi tres años de mi vida...

viernes, febrero 28, 2014

noticiero





Se termina febrero –un febrero que, al menos en Madrid, ha sido verde y casi cantábrico por las frecuentes lluvias–, pero no quiero que el mes se acabe sin dejar constancia de algunas iniciativas de amigos y colegas que de algún modo me conciernen.

Empiezo con Miguel Ángel Arcas, a quien conocemos como capitán y cabeza visible de la editorial granadina Cuadernos del Vigía, que ha coordinado un suculento dossier dedicado al aforismo español en la revista virtual Poemad. Se incluyen ahí textos y notas de poética sobre el género de Eduardo García, José Ramón González, Erika Martínez, Manuel Neila y muchos otros. Y ahí se han colado, asimismo, algunas hormigas blancas que ya pasaron previamente por esta bitácora. Pero tal vez, leídas ahora dentro de un conjunto mayor, cobren otro aire. Esa era la intención, al menos.

Hablando de aforismos, acaba de ver la luz en Italia una antología del aforismo español que lleva por título L’aforisma in Spagna. Tredici scrittori di aforismi contemporanei, editada y traducida por Fabrizio Caramagna, de cuya página Aforisticamente ya me hice eco en junio del año pasado. Es un honor verme incluido entre los trece escritores a los que Caramagna ha traducido al italiano (junto a Ramón Andrés, Fernando Menéndez, Ramón Eder, Andrés Neuman o el propio Miguel Ángel Arcas) y es emocionante leer el trabajo de uno en esa lengua tan hermosa. No sé si alguna vez escribí, en español, una frase como «Il tuo volto nello specchio ogni mattina, come una parola ripetuta più e più volte fino a quando diventa incomprensibile», pero es evidente que en italiano suena mucho mejor; no hay punto de comparación. Dan ganas de llegar a un acuerdo con Fabrizio y reconvertirse, con su ayuda, en aforista italiano...





Febrero también ha sido testigo de la aparición del número 3 (invierno de 2014) de la revista virtual Cuaderno Ático, creada, dirigida y maquetada por el poeta y traductor (y helenista) Juan Manuel Macías. Un índice de lujo –Eduardo Moga, Andrés Catalán, Mezouar El Idrissi, Carlos Fernández López o Javier Pérez Walias, entre otros para una revista que puede leerse en pdf descargable o en ISSUU. Se incluyen ahí tres poemas recientes, uno de los cuales, «El monumento», es rigurosamente inédito (quiero decir con esto que no ha visto la luz en esta bitácora… por ahora). Y debo decirlo: me encanta el color verde que Macías ha escogido para la cubierta. Me consta que le llevó tiempo ajustarlo.

Por último, Carlos Morales del Coso ha recuperado en la página de esa colección legendaria que sigue siendo El toro de barro mi viejo poema «Elegía» (bueno, no tan viejo, es del 2007). Siempre está bien enfundarse una nueva piel para vieja ceremonias, como tituló Leonard Cohen uno de sus discos. Y es un poema, además, por el que siento cariño. Está en buena compañía.

domingo, diciembre 01, 2013

2 ecos



Josef Albers


Una de las alegrías del Festival de Poesía de Rosario fue la de conocer a dos estupendos poetas con los que de inmediato se estableció una corriente de afinidad y afecto mutuo: la dominicana (pero radicada en México) Ariadna Vásquez y el hondureño Fabrizio Estrada. Fabrizio, en concreto, me impresionó por su compromiso con la difícil realidad de su país, su descripción lúcida de la violencia que asola Honduras, la forma en que iba desanudando, con pasión meticulosa, las raíces de un conflicto que invade y contamina todos los estamentos de la sociedad. Fueron charlas aleccionadoras, llenas de datos y al mismo tiempo de emoción, de rabia contenida. Recuerdo cómo disfrutaba de sus paseos por Rosario, de esa libertad que tantos damos por supuesta para caminar sin miedo ni aprensión por las calles de una ciudad: vagar sin rumbo, tomar un café en una terraza o llevar a los niños al parque sigue siendo un lujo en demasiadas partes del planeta. Un viejo sueño cívico que Fabrizio preserva en sus poemas y también en su activismo político, su lucha cotidiana con los demonios de la violencia, la corrupción y la miseria.

Semanas después, Fabrizio ha tenido la gentileza de colgar en su bitácora (del párvulo) algunos poemas de mi viejo libro Otras lunas. Me siento muy cómodo con su elección, también con el breve texto introductorio que ha escrito. Resulta curioso ver cómo alguien adopta y hace suyos poemas que se escribieron hace doce o quince años: nueva piel para viejas ceremonias, como tituló Leonard Cohen uno de sus discos. Gracias, Fabrizio.

*

El poeta y crítico Julio César Galán ha tenido la amabilidad de invitarme a colaborar en «Cajón de Dante», sección de la página web de la editorial Pre-Textos que intenta dar a conocer el trabajo inédito de sus colaboradores. Yo he agrupado algunas viejas entradas de mi cuaderno en un pequeño tríptico que quizá resulte familiar a los lectores habituales de esta bitácora. Es un honor estar ahí, la verdad; un regalo que hace más llevadero el camino. Gracias, Julio.

martes, enero 29, 2013

poemas en paradoja





Supongo que quienes visitáis habitualmente esta bitácora conocéis muchos de estos poemas: los acaba de publicar la revista virtual Paradoja gracias a la gentileza del joven y brillante poeta argentino Ignacio Uranga. El título de la revista me despierta simpatía, la verdad, y en su portada descubro a un puñado de buenos amigos y poetas admirables: Circe Maia, Juan Carlos Mestre, Roger Santiváñez, José Kozer… He aprovechado para incluir un poema inédito, escrito hace apenas unos días. Se llama «Paisaje» y es muy breve, pero tiene algo de resumen o saldo vital. Es de esperar que no se prolongue demasiado...

miércoles, diciembre 05, 2012

monósticos 4, 7





...IV

Parpadeas igual que una pantalla en un salón vacío.
En el fondo del bosque las palabras no pesan.
Un niño se perdió volviendo a casa, y así comienza todo.
Tengo los ojos rojos de tanto hablar contigo.


...VII

Una casa. Un salón. Una pantalla.
Si no sabes qué ocurre, afina los oídos.
Fuera, el viento sacude los pliegues de los toldos.
Vida es lo que se deja interrogar.
Unos dedos son unos dedos son unos dedos.
Fuera, el viento perturba el agua de los charcos.
Si pones atención, oirás voces.



de Monósticos (Del Centro Editores, 2012)
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jueves, octubre 04, 2012

austeridades / 2





Hace justamente veinte años, en octubre de 1992, en una de mis primeras visitas a la librería Waterstone’s de Sheffield, encontré Groundwork: Selected Poems and Essays, una antología de la poesía y los ensayos de Paul Auster editada por Faber & Faber. Sorpresa mayúscula. Los ensayos ya los conocía por la edición española de Edhasa (El arte del hambre), pero la poesía –seca, lapidaria, trabada como un nudo gordiano– fue un descubrimiento y no tardé en ensayar los primeros borradores de una traducción que pasaría por muchos otros antes de ver la luz, en Pre-Textos, en la primavera de 1996 (el título del libro era, y sigue siendo, Desapariciones). Fue mi estreno como traductor de poesía en una editorial comercial, y aún recuerdo los cinco días que pasé en casa escribiendo la introducción, lleno de dudas, poniendo una palabra tras otra como quien levanta una pared a pulso. Era final de enero y anochecía a las cuatro de la tarde. De vez en cuando salía a dar una vuelta para despejar la cabeza, pero el frío y la nieve endurecida de las aceras no tardaban en hacerme regresar. Alguien, delante de mi ventana, había dejado una señal de tráfico indicando la presencia de obras: una enorme placa triangular con la silueta de un hombre hundiendo su pala en un montón de tierra. Después de pasar el día frente al ordenador (con el ratón girando como una rueda de molino), la presencia de aquella señal ante mi casa parecía un gesto de complicidad, un aviso.

Dos años después Anagrama, en su colección de bolsillo, reunió en un solo volumen (Pista de despegue) los poemas y ensayos de Auster, estos últimos traducidos por María Eugenia Ciocchini. Aproveché la ocasión para revisar con detalle mi trabajo y el resultado fue un libro muy distinto, casi una reescritura. No sé si muchos se dieron cuenta; en realidad, ambas ediciones han convivido a lo largo de casi quince años y cada cual tiene su razón de ser, sus lectores. Las veo como hermanas mellizas, semejantes entre sí y también a sus padres (en este caso, los poemas originales), pero con personalidades distintas y no siempre conciliables que pueden incluso reñir cuando la ocasión lo exige.

Ahora Seix-Barral se ha embarcado en el proyecto de dar la Poesía completa de Paul Auster. Lo de «completa» requiere una explicación. Se trata, en efecto, del libro de Pre-Textos más cerca de treinta inéditos, pero todo él –también la introducción– ha sido revisado sin piedad, como si lo hecho hasta ahora no hubiera sido más que un borrador o un trabajo preparatorio. Dieciséis años no pasan en balde, y más cuando se trata de una poesía tan dura y exigente como la de Auster: una poesía en la que cada palabra cuenta, donde los silencios y las elipsis no dejan de hablar y que apenas si deja entrever las circunstancias y motivos que animan su escritura. Una poesía abstracta, podría decirse, si no fuera porque está gobernada por el ojo, por un mirar constante en dirección al mundo, como si Auster hubiera aprendido la lección de Alechinsky o de Bradley Walker Tomlin (a quien dedica justamente un largo poema) para crear conjuntos donde la sensualidad de las formas y la tentación figurativa convive con un fuerte impulso abstracto.

Hace unos días el ABC Cultural, además de publicar una larga y muy recomendable entrevista con Paul Auster, dio en primicia tres breves poemas (inéditos) del libro que llegó a las librerías este pasado lunes. Por su intensidad, por su cortante delicadeza, están quizá entre lo mejor del conjunto, y me parece oportuno citarlos de nuevo para cerrar esta nota. Nos recuerdan que el Auster novelista fue una vez un aprendiz en el taller del silencio, un joven obsesionado por pesar y sopesar cada palabra, alguien para quien cantar era imposible pero que empleó la poesía para aprender a contar. Y que todo lo que ha contado desde entonces sería bastante menos seductor si no hubiera convivido antes con el misterio de las palabras, del mundo, y del espacio que separa unas de otro.



Bradley Walker Tomlin



descripción de octubre

Los abatidos, ilusorios robles
de nuestro norte celestial, cálido como piedra, irguiéndose
en el aire endeudado
de sangre que prospera
en torno a estos viñedos casi en sazón. Más lejos aun
que la ebriedad que habremos respirado,
el ala de una urraca ha de girar
hasta prenderse en nuestra sombra.

Ven
a por la calderilla de tristeza
que tengo para ti.




de sombra a sombra

Contra la fachada del atardecer:
sombras, fuego y silencio.
Ni siquiera silencio, sino su fuego,
la sombra
que arroja un respirar.

Para entrar en el silencio de este muro
debo dejarme atrás a mí mismo.




visible

Bobinas de relámpagos, desovilladas
en la noche escindida de invierno: truenos
tirados por estrellas, como si

tu fantasma hubiera pasado, ardiendo,
por el ojo de una aguja y se hubiera afinado
hasta la transparencia con la seda
de la nada.



trad. J. D.

viernes, septiembre 14, 2012

ecos


Ni me acordaba de estos dos poemas. Se escribieron, no sé, hace veinte o veintiún años y acabaron formando parte de La anatomía del miedo (1994), publicado de forma casi clandestina por el Ayuntamiento de León. Ahora David de San Andrés (aka David González) ha tenido la gentileza de recuperarlos en su bitácora. Gracias, David. No puedo evitar una mueca de disgusto cuando leo muchos poemas de aquella época, lastrados por vicios de estilo que piden a gritos una corrección. Pero el paso del tiempo también se nota en que uno convive más fácilmente con sus propios errores. O dicho de otra forma: leo estos poemas como si fueran de otro. Y es que, en buena parte, lo son.

Entretanto, mi buen Elías Moro sigue con su generosa labor de ir colgando entradas de Bestiario del nómada en su bitácora. A este paso no tardará en dar buena cuenta de todo el libro. Su generosidad me abruma. Ahora le ha llegado el turno a la «Cebra fantasma», y me pregunto qué extrañas redes maneja Elías, que ha conseguido atraparla sin un rasguño.