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sábado, noviembre 17, 2012

monósticos / el libro


V.

No queda nadie en pie, los tuyos duermen.
El silencio se vierte sin prisa en tus oídos.
Un no es no es no.
No hay nadie a quien culpar, ningún pretexto.
Alguien, en otra noche, piensa furiosamente en ti.





«Formatos matemáticos para mundos interiores, aritmética de selvas». Así definió el poeta Eduardo Moga, en un mensaje reciente, los Monósticos que acabo de publicar en una hermosa edición ilustrada gracias al esfuerzo y el compromiso de Del Centro Editores. También el poeta Álvaro Valverde, en su bitácora, le ha dedicado una inteligente y generosa entrada, como todas las suyas. Aunque el libro se ha publicado en edición limitada (quizá no tanto: cien ejemplares), poco a poco va encontrando un puñado de lectores bien predispuestos. Debo confesar que me siento cómodo en este formato y este ámbito de recepción, tan domésticos: de alguna manera, preserva para los poemas esa intimidad en la que nacieron y de la que, tal vez, nunca deberían salir.





Como habrá quien no sepa de qué estoy hablando, recuerdo que Monósticos es un poema en 21 partes, algunas brevísimas, del que ya he ido dando muestras en el pasado. El libro viene acompañado de las imágenes –hechas para la ocasión– del pintor Haritz Guisasola y se puede adquirir llamando o escribiendo al Centro de Arte Moderno de la madrileña calle de Galileo (en cuya página aparece toda la información pertinente). Copio aquí la ficha técnica. Tal vez esté mal que yo lo diga, pero el trabajo de Claudio y Raúl, los editores del CAM, ha sido espectacular.


Monósticos. Poemas de Jordi Doce. Ilustraciones de Haritz Guisasola. Del Centro Editores. Madrid. 2012. Primera edición. Edición artesanal de 100 ejemplares firmados por el autor y el ilustrador impresos en papel Fabriano de 160 g. en rama presentado en carpeta revestida en tela con guarda de papel estampado a mano. 64 p. ISBN: 978-84-92816-58-3. PVP 29 €





sábado, noviembre 03, 2012

esquirla



haritz guisasola



Así empiezan los cuentos: un niño se pierde en el bosque.
Si algún pájaro habló con él, no lo sabemos.

domingo, octubre 21, 2012

monósticos / el libro



Haritz Guisasola


Quienes visiten esta bitácora recordarán la existencia de un puñado de poemas breves que han ido apareciendo a intervalos bajo el título –tal vez algo pedante– de Monósticos. Se trata de los picos visibles de una serie de 21 poemas que se gestó en dos tiempos (octubre de 2011 y febrero de este año) y que ahora ve la luz en un libro de artista que, bajo el amparo del Centro de Arte Moderno de Madrid, he tenido la fortuna de realizar en colaboración con el pintor y dibujante Haritz Guisasola. Todo se ha hecho con cierta rapidez pero también con mucho rigor y entusiasmo gracias al esfuerzo de Haritz y del editor Claudio Míguez (y a la mediación de, por lo menos, dos estupendos amigos: el galerista Luis Burgos y el poeta y editor Juan Soros). El resultado se presentará este próximo miércoles 24 en la sala del CAM (Galileo, 62) y estáis todos invitados.

Escribí Monósticos, como he dicho, en dos tiempos, y siempre en las primeras horas del día, recién despierto. Quizá de ahí provenga la atmósfera algo sonámbula del conjunto, como si no hubiera logrado desprenderme del todo de las nieblas del sueño. Ese ha sido, quizá, el gran reto de Haritz, del que salido triunfante: dar cuerpo y volumen a una escritura muy poco figurativa, que avanza casi por contagio o adivinación. Creo que nunca he escrito una poesía tan nebulosa y con menos soluciones de continuidad. El estilo de Haritz en estos dibujos (de los que doy aquí dos ejemplos) evidencia su talento para estar cerca de lo real sin ser realista, para trazar figuras y volúmenes sin dejar en todo momento de sugerir o abrir incluso una puerta hacia el enigma.


Haritz Guisasola


El otro desafío era, desde luego, el tener que responder a una obra ya escrita y cerrada. Esta colaboración no ha sido un diálogo de ida y vuelta, sino que los dibujos han surgido de la lectura de los poemas y tratan de habitar sus resquicios, los espacios en blanco, sin perder por ello presencia o autonomía. El trabajo de Haritz se basta y se sobra por sí solo. Al mismo tiempo, convive a la perfección con estos 21 «monósticos» y hace que este libro sea una realidad mayor que la suma de sus partes.

En dos años he tenido la suerte de colaborar con tres artistas muy distintos entre sí: Melquiades Álvarez, Javier Pagola y, ahora, Haritz Guisasola, con resultados igualmente variados. Hechas las cuentas, ninguna otra colaboración me ha deparado tantas alegrías y satisfacciones como la que pone en vecindad imagen y palabra, poema y trazo. Monósticos es un libro pequeño, casi un breviario, pero en él cabe la inmensa alegría del encuentro, del trabajo en común. Y es también una forma de entretener o acortar la espera mientras avanzo en mi nuevo libro de poemas, del que ya empiezo a entrever su final. Como dice uno de los «monósticos» finales:


Una lluvia menuda nos calaba los huesos.
Nadie miró la hora, sin embargo.
Callar era el camino, los pies en el camino.